Los checos, los eslovacos y los checoslovacos. Pasamos 75 años de vida en común y ahora ya llevamos 26 años separados. Nos queremos, nos entendemos, nos apoyamos mutuamente y nos ayudamos. En muchas familias checas hay algún eslovaco y al revés, en muchas familias eslovacas hay algún checo. Muchos eslovacos obtienen logros en la República Checa, como mismo muchos checos en Eslovaquia. Hoy conocerán a una mujer, oriunda de la región de Liptov que se llama Beáta Rajská y es una de las diseñadores de moda más destacadas de la República Checa.
Yo tengo una relación muy intensa con la región de Liptov y su folclore y en general, con los trajes nacionales de todas las regiones eslovacas. Gracias a esta afición hace tres años realicé una colección de moda a la cual di el nombre de "ríf", que es una expresión arcaica que se usaba en el Imperio austro húngaro para el llamado codo - la antigua unidad de longitud. En esta colección presenté sobre todo los bordados de Liptov. Estuve motivada por los bordados de mi madre. Mi ajuar de novia era lleno de tejidos - sabanas, toallas y manteles bordados por ella. Y hoy mire, por pura casualidad, me he puesto también un traje bordado por ella.
¿Usted sigue más las tendencias del mundo de la moda oprefiere dedicarse en su producción al folclore?
El folclore y los trajes nacionales influyen mucho en la moda. Nosotros diseñadores de moda checos y eslovacos solemos empezar nuestra carrera profesional inspirándonos en el mundo, pero a menudo regresamos a extraer la riqueza de los elementos locales, de los trajes nacionales nuestros.
¿Cómo empezó usted dedicarse a la moda y a la industria textil?
Mi generación tuvo la única oportunidad de dedicarse a actividades creativas y empresariales en el período de libertad desenfrenada que vino después de la revolución de Terciopelo. Aunque nosotros no tuvimos tantas posibilidades de presentarnos, como las tienen los jóvenes de hoy, gozamos de otras ventajas, por ejemplo, de mayores oportunidades. Éramos muy atrevidos, enérgicos, no contábamos ni el tiempo ni el dinero invertido. Cada época tiene lo suyo. Yo personalmente empecé a trabajar como maestra en el Instituto Técnico Superior en Industria Textil e Indumentaria. Desde allí empezaron a llamarme a la televisión como asesora de moda, etc…
¿Cómo caracterizaría usted su estilo de moda?
Mis prioridades son la feminidad, elegancia y la distinción. A veces suelo añadir elementos de vanguardia o de deportes. Pero siempre deben prevalecer las tres.
¿Usted está conocida también en el extranjero, verdad?
He tenido clientes de China, Japón, Canadá, California, y de otros países. Gracias a mi tienda, situada cerca de la plaza de la ciudad vieja - Staromestské, mis trajes continúan siendo enviados a varios rincones del mundo.
Recientemente celebramos la Navidad. ¿No le falta su región natal en estas ocasiones?
Adoro los momentos en los que la familia se reúne. Cuando nos dedicamos los unos a los otros, sin móviles y sin la televisión. Para mí la Navidad continúa siendo la Navidad de Liptov. Sobre todo, por conservar las costumbres. Por ejemplo, en la mesa solemne no puede faltar el pan que debe quedarse entero durante todo el tiempo de la cena. Esto se hace para que todo el año que viene el pan no falte a la familia. Mis hijos se ríen cuando me ven poner el dinero debajo del mantel o las escamas del pescado al lado de cada plato. Tampoco puede faltar la manzana partida en dos de manera tal que las semillas formen una estrella o el tazón de agua en el que flotan las cascaras de nueces.
¿Prepara algún plato típico de Litpov?
En Liptov se comían los Opekance. Yo personalmente prefiero comerlos con Bryndza (un queso de oveja), pero mis hijos los comen con azúcar y semillas de amapola. Yo recuerdo que durante la infancia mi abuelo en Nochebuena recorría los establos llevando Opekance para el ganado y otros animales. Luego tomábamos una sopa agria de setas que se llamaba Kyseľ. En Liptov se tomaba esta sopa en lugar de la Kapustnica.
Beáta Rajská
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