Amigos de América Latina, si encuentran cerca de la autopista a un simpático chico rubio, de alrededor de treinta años, con gafas y una amplia sonrisa, haciendo autostop, recójanlo sin recelos, seráJaroslav Staník, originario de la ciudad centroeslovaca Martin, que el 20 de abril de 2015 tomó una decisión radical, la de cruzar el mundo de un lado al otro sin dinero, pero con la confianza en el bien del ser humano.
"Mi deseo es cruzar el mundo visitando famosos lugares de películas. Siempre me interesaba cómo impactaba el rodaje de películas sobre los sitios donde se realizaba. ¿Y por qué sin dinero? Pues, porque no lo tengo y creo que tampoco lo voy a necesitar para poder viajar a lo largo del planeta. Hasta ahora se ha confirmado. La gente en general tiene buen corazón y he encontrado a muchas personas abiertas y cordiales que me han ayudado".
¿Qué rincones del mundo has cruzado ya?
"He viajado por toda Europa Occidental, Marruecos, el Sáhara del Norte y los EE UU. No es tanto, pero en 2016 sufrí un accidente en Chicago, por lo cual tuve que quedarme allí durante dos años".
Mi colega, Jožko Bohunický habló con Jaroslav Staník a principios del diciembre, no obstante ahora este trotamundos ya está en México. Desde el sur de México viaja rumbo a Panamá, donde quiere pasar por el Tapón del Darién, llegando a Colombia, con todas las ganas de descubrir la América Latina con sus rincones hermosos.
"Me gustaría visitar el Machu Picchu, el Salar de Uyuni, por ejemplo, y llegar a Ushuaia, el punto más meridional de Argentina. Tengo previsto ir de allí a Brasil, donde voy a hacer barcostop, esperando continuar en mi viaje por el mundo en Australia o África. Depende de qué barco de carga me coja. Así, me dejaré llevar por la vida, ya no me voy a concentrar en los sitios de rodaje de películas, dado que he visto que casi siempre ni se nota que en algún momento se ha estado rodando en un lugar".
¿Cómo es viajar sin dinero?
"No es fácil, pero estoy aquí, estoy vivo, así que no me he muerto de hambre. Peso 85 kilos y no me falta nada, obviamente. Lo que he querido ha sido mostrar que la gente siempre te echa una mano y ello se ha confirmado. En Marruecos pasé tres meses, porque su gente es maravillosa. Solamente tres noches dormí en mi tienda. Por ejemplo, estaba paseando por la calle y vino un hombre preguntándome: " ¿A dónde vas"? "A la gasolinera para hacer stop". "No, no. No vas a pasar por mi ciudad sin disfrutar de mi hospitalidad". Y me acogió en su casa como a su mejor amigo. Historias así eran muy normales en ese país".
Pero no todos son buenos y en las expediciones largas seguramente pueden pasar diferentes historias...
"Pues, una de las pocas historias digamos negativas fue cuando hacía autostop entre Málaga y Gibraltar. Se trata de una trayecto muy difícil para parar a alguien y tuve que ir caminando 200 kilómetros, sin tener ninguna comida durante aquellas dos semanas. Otra cosa extraña me ocurrió en los EE UU, en Oklahoma, cuando me paró un coche y cuando me acerqué al chófer, vi solamente una pistola apuntando a mi cara. La sostenía en la mano una mujer, preguntándome: "¿Eres peligroso"? Le respondí: "No, no lo soy". Y ella desbloqueó el protector de seguridad y volvió a preguntarme lo mismo. Le repetí igualmente, que era un viajero, nada más. Se satisfizo con la respuesta, me permitió sentarme e inmediatamente me formuló otra pregunta: "¿Crees en Jesucristo"? Pues sí, a veces la gente está loca, pero según mi experiencia son sólo excepciones".
Como dice el viajero Jaroslav Staník, ha decidido pasar la vida viajando, dado que no se ve a sí mismo trabajando día a día en alguna fábrica.
"Yo no quiero ahorrar durante todo el año para preguntarme en junio si tengo lo suficiente para pasar una semana en Croacia. Eso no es para mí. Quiero vivir mis sueños, en vez de soñar sobre la vida. Mi lema es: vive del momento, no hay mañanas".
