Nuestra sociedad necesita escuchar la voz de la Iglesia y, los políticos deberían respaldar ese llamado. En este sentido se expresó ayer el jefe de Estado, Andrej Kiska, durante el encuentro que sostuvo con un grupo de representantes de diversas religiones en Eslovaquia. En el encuentro, al que acudió también el ministro de Cultura, Marek Maďarič, Kiska expresó su agradecimiento a las congregaciones religiosas y a sus voluntarios por el trabajo realiyado. Las religiones, según Kiska, están unidas por los mismos valores: amor, comprensión, perdón, humildad, y éstos también deberían unir a todas las personas. En su discurso ha señalado que todavía hoy en día hay personas que se aprovechan de las religiones para propagar el extremismo y el terrorismo, aunque el mayor peligro lo ve en la polarización de la sociedad.
El arzobispo de Bratislava y presidente de la Confederación de obispos de Eslovaquia, Stanislav Zvolenský, estuvo de acuerdo en que lo importante no es que los ciudadanos luchen contra lo que odian o temen, sino que desarrollen todo aquello que consideran valioso. "La atmósfera de nuestra sociedad está, desafortunadamente, llena de conflictos, disputas y rivalidad," aseveró Zvolenský, reiterando también la necesidad de llevarse bien a pesar de la diferencia de opiniones que tengamos.
Por otro lado, el obispo general de Iglesia Evangélica de la Confesión de Augsburgo, Miloš Klátik, valoró de forma positiva el hecho de que en Eslovaquia los grupos religiosos pueden difundir libremente la palabra de Dios. La libertad religiosa en nuestro país también fue destacada por el presidente de la Unión Central de Comunidades Religiosas Judías de Eslovaquia, Igor Rintel.
