Historia de la construcción de obras hidráulicas en Eslovaquia

Historia de la construcción de obras hidráulicas en Eslovaquia

El verano de 2024 fue el más caluroso jamás registrado, el año completo tiene posibilidades de batir récords de temperatura. Eslovaquia lleva décadas de retraso en la construcción de embalses y con el cambio climático, su importancia y su necesidad aumentan. En nuestro país no se ha construido ningún embalse desde 1998. Sólo en Europa se han construido más de 500 desde principios del milenio. En España, por ejemplo, 85, en Francia treinta y en Alemania trece. Así lo ha señalado la profesora Emília Bednárová, de la Facultad de Ingeniería Civil de la Universidad Politécnica Eslovaca (STU) de Bratislava, que también preside el Comité Eslovaco de Presas. La profesora habló de su importancia durante la Conferencia Internacional sobre Energía Hidroeléctrica Hydroturbo 2024, que se celebró en la localidad Jasná a finales de septiembre. A continuación, les ofrecemos la traducción de una entrevista con la profesora, realizada y publicada por la agencia de prensa SITA. Por ello no disponemos de su voz original.

Según Bednárová, la construcción de embalses en el mundo comenzó 4 mil años antes de Cristo.

Ya entonces la gente era consciente de que el agua también significaba vida. El primer embalse en nuestro territorio fue el Gran Embalse de Agua construido en las montañas Štiavnické vrchy en 1510. Servía para abastecer de agua potable a la población. Sin embargo, la edad de oro de la construcción de presas llegó en el siglo XVIII. En esta época se construyeron aquí unos 60 embalses de agua, los llamados Štiavnické tajchy, 22 de los cuales siguen funcionando hasta hoy en día.

El impulso para su construcción fue la industria minera, que necesitaba agua no solo como parte de la tecnología para extraer oro, plata y otros metales preciosos, sino también como fuerza motriz para bombear agua subterránea desde las crecientes profundidades de los pozos mineros.

Para ello, en una zona pobre en aguas superficiales, hubo que construir embalses. Su volumen total era de unos seis millones de metros cúbicos. El hecho de que estuvieran interconectados contribuyó a su eficacia. Paulatinamente se construyó un sistema único de gestión del agua.

Su construcción se debió principalmente a personalidades como Samuel Mikovíny, pero también Matej Kornel Hell y su hijo Jozef Karol Hell, entre otros.

Este sistema único de gestión del agua merece nuestra admiración. Así lo confirma el hecho de que en 1993 fuera incluido por la UNESCO, junto con la ciudad de Banská Štiavnica, en la lista del patrimonio cultural de la humanidad. Otras importantes estructuras de gestión del agua, los llamados claustros, se utilizaban para el transporte de madera. Más tarde, a partir del período posterior a la Primera Guerra Mundial, en relación con la necesaria electrificación del país, podemos mencionar el sistema de gestión del agua Motyčky - Jelenec - Staré hory. La segunda mitad del siglo XX fue un periodo importante de construcción de presas en Eslovaquia, pero también en el mundo. Fue un requisito para iniciar el nivel de vida después de la Segunda Guerra Mundial. Necesitábamos agua para la renovación y el desarrollo de la industria, la agricultura, la energía, para el suministro de agua potable y, no menos importante, para proteger a la población de las inundaciones. Sin los embalses esto no habría sido realizable. El nivel de gestión del agua es un pilar fundamental del nivel de la sociedad.

Los embalses desempeñan un papel muy importante en la sociedad, particularmente en tiempos de cambio climático cuando contribuyen a la protección del medio ambiente. Su importancia en este contexto es cada vez mayor. Eslovaquia cuenta con 50 estructuras de este tipo inscritas en el registro mundial de grandes presas, y además tenemos unos 230 embalses pequeños.

La gente da por sentado el acceso al agua en los hogares, las obras de electrificación y el hecho de que las inundaciones catastróficas en Orava, Považie o el este de Eslovaquia son mucho más raros en comparación con el periodo anterior a su construcción. También es importante mencionar la contribución positiva a la protección del medio ambiente. Gracias a los volúmenes de embalses, como son la presa de Orava, Liptovská Mara, Veľká Domaša y otros, hemos podido garantizar agua suficiente en los cauces respectivos de los ríos Orava, Váh y Ondava en el periodo de sequía que hemos presenciado en los últimos años. La situación del río Hron ya es peor. Tomemos como ejemplo el Liptovská Mara o el embalse de Orava, que juntos tienen más de 700 millones de metros cúbicos. En épocas de excedente de agua, los embalses se llenan para suministrar agua según necesitamos en el Orava o el Váh en épocas de sequía, es decir, la cantidad ecológica óptima, ya sea en términos de industria, agricultura, energía, pero también de cuidado de los peces, etc.

Las medidas de conservación del agua son muy cercanas a la naturaleza. A partir de los grandes embalses es posible suministrar agua suficiente al cauce del río por debajo de la presa durante los periodos de sequía que se han prolongado peligrosamente en las últimas décadas.

Por otro lado, hay periodos de lluvias que son muy cortos e igualmente catastróficos. El agua captada en los embalses en las marcas de pleamar y vertida al arroyo por debajo de la presa durante la estación seca también mejora simplemente las reservas de aguas subterráneas. Los embalses artificiales también desempeñan un papel importante en el suministro de agua potable. Debido a la morfología, la geología y sobre todo la hidrogeología, una gran parte de la población eslovaca depende de las fuentes de agua subterránea. Tenemos que suministrar agua potable a la gente a partir de fuentes de agua superficiales y no podemos hacerlo sin embalses. También se habla mucho de medidas de conservación del agua. No tengo nada en contra de ellas, pero deben hacerse bien, de forma fiable, y su vida útil debe ser mejor que las que se aplicaron hace unos trece o catorce años.

Sólo con estas medidas ecológicas no es posible abordar el problema de los extremos hidrológicos, es decir, mucha agua con inundaciones, por un lado, o periodos prolongados catastróficos con escasez aguda de agua, por otro. ¿Por qué no se ha construido ningún embalse en Eslovaquia en 25 años?

Esta situación se debe a la negligente promoción de las estructuras hidráulicas y a la escasa concienciación de la población. Los medios de comunicación y la prensa están más preocupados por las sensaciones y los chismes. Si la población no comprende la importancia de los embalses y presas y no los percibe como beneficiosos y necesarios para la vida, porque el agua es vida y no podemos prescindir de ella, nuestro progreso será el que es. Existe un gran riesgo de que Eslovaquia se enfrente a un grave problema. El hecho es que estas instalaciones, estas construcciones están envejeciendo. Tarde o temprano no se podrá evitar su reparación, reconstrucción o rehabilitación. Sin vaciar los depósitos será imposible llevarlas a cabo. Por ejemplo, el embalse de Starina, de especial importancia para el suministro de agua potable a las ciudades de Košice y Prešov. Allí no hay ninguna fuente de reserva. Si queremos evitar problemas tan graves, debemos darnos cuenta de que necesitamos al menos quince años para poner en marcha una nueva fuente de agua, desde el estudio, pasando por el proyecto, la construcción hasta su puesta en servicio. En este sentido es incomprensible el peso que tienen diversas pequeñas asociaciones cívicas a la hora de abordar problemas y necesidades sociales tan graves. Cuando surjan estos problemas de escasez de agua, el público no preguntará a la gente de las asociaciones cívicas qué habéis hecho, sino a las ramas competentes de nuestra sociedad y a los gestores del agua por qué hemos permitido que esto ocurra.

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Ladislava Hudzovičová

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