Como decidió Usted dedicarse al cultivo y a la selección artificial de nuevas variedades de la vid?
En todo ha habido un poco de casualidad. Yo vine a trabajar en el Instituto de investigación de la Viticultura de Bratislava, donde me encargaron de desarrollar nuevas variedades de la vid. El instituto poseía un viňedo experimental de 2 hectáreas. La tarea de crear nuevas variedades, en aquel entonces, era poco atractiva puesto que significaba dedicarse a una ciencia poco evolucionada en nuestro país. La genética agrícola en aquellos tiempos representaba una ciencia rechazada o burgués. Lo único que se aplicaba aquí fue la escuela del científico ruso Iván Vladímirovich Michurin. Yo disponía de los conocimientos de la ciencia agraria y no me sentía capaz de enfrentarme con la investigación genética.
Las posibilidades de comunicar con el mundo científico eran limitadas. A pesar de ello, Usted llegó a encontrar vías para adquirir e intercambiar las experiencias con el extranjero...
Sí, encontré a un profesor experto en genética botánica en Praga, en la entonces Checoslovaquia, pués, me dirigí a él. Luego me puse en contacto con los viticultores de Moravia del Sur que disponían de varios centros de investigación genética. Más tarde estuvo de moda inspirarse en la genética agraria de la Unión Soviética. Debo decir que de entre los científicos rusos conocí a varias personalidades excepcionales. Y finalmente no puedo omitir de nombrar los encuentros técnicos que organizamos regularmente entre los miembros del antiguo Consejo de Ayuda Mutua Económica, que fue una organización de cooperación económica formada en torno a la URSS por diversos países socialistas, cuyos objetivos eran el fomento de las relaciones comerciales entre sus estados miembros. Entonces los colegas del Consejo de Ayuda Mutua Económica, los científicos rusos, el profesor de Praga y los colegas moravos fueron los que me ayudaron a crecer profesionalmente.
Usted fue encargada de crear nuevas variedades de la vid. Pero, realmente no había esta necesidad, quiero decir, había bastante variedades en nuestro país...
Sí, mis posibilidades de encontrar nuevas variedades eran muy limitadas, puesto que el registro de variedades existentes en nuestro territorio ya en aquel entonces, es decir, entre los aňos 60-70 del siglo pasado, tenía una calidad muy elevada. Nosotros, formando parte del area centroeuropea, de la llamada Panonia, que coincide con la antigua provincia romana de Hungría, teníamos aquí los Riesling - el Welschriesling o Riesling Italico y Rheinriesling o Johannisberg Riesling, luego el Grüner Veltliner o Veltliner Verde en el cual se basa la viticultura austríaca, variedades francesas como por ejemplo son, Sauvignon, los Pinot - Pinot Noire, Pinot Gris, Pinot Blanc. Todas estas variedades pertenecen a nuestro territorio desde hace siglos. De las variedades importadas la más joven es la Müller Thurgau que ya lleva aquí más que120 aňos.
Entiendo, más que algo nuevo, Usted quiso crear algo mejor.
Cuando me metí de lleno en la problemática de las selecciones artificiales, decidí ser muy exigente y rigurosa. Y así echaba cientos y cientos de híbridos hasta encontrar los mejores. Ya que era consciente de que las nuevas variedades tenían que ser competitivas con las variedades aquí existentes. A decir verdad, entre las del vino tinto había más posibilidades, puesto que prevalecían las blancas.
Una cosa es inventar o crear algo nuevo y otra es aplicarla, o mejor dicho, recibir la respuesta positiva y la aceptación de parte del destinatario, que en este caso fueron los mismos viticultores con muchos aňos de experiencia.
Me alegró mucho que los viticultores que estaban acostumbrados al cultivo de variedades de alta calidad acogieron los resultados de mi trabajo, es decir, mis variedades y las integraron entre las suyas. De verdad, me alegra que haya podido ayudar a 2 generaciones de viticultores. Incluso puedo decir que las superficies en las que están plantadas las variedades como Devín, Hron, Váh o Rimava continúan extendiendose.
La uva no se cultiva solo para producir el vino, sino también para el consumo final. De esta uva en Eslovaquia tenemos muy poco.
También me interesaba en desarrollar las variedades de uva de mesa, puesto que estas faltaban en nuestra agricultura. Los expertos dicen que aquí tenemos las condiciones climáticas idoneas para el cultivo de variedades de uvas para vino y las de mesa no se sembraban aquí. La única que se conocía y se cultivaba aquí era la variedad Chasselas que es una variedad de uva blanca cultivada ampliamente en los cantones de Suiza.
Ya hemos oído algunos de los nombres de sus variedades. Usó Usted alguna regla o algún algoritmo inventandolos?
Estuve obligada a dar nombres a mis variedades porque lo exigía el Instituto de control que tenía que poner su firma bajo la registración. Mi intención era asignar a las variedades nombres que de alguna manera recordasen la tierra o el territorio de donde proceden. Como no era posible aplicar mi deseo en todo el espectro de variedades, decidí empezar de los nombres de las variedades de vino. Mientras que marqué las de mesa con nombres de las piedras preciosas, como son Diamante, Ópalo, Topacio etc, luego también con nombres de cuerpos celestes, como son, la Luna o el Marte, nombré las de vino blanco según algunas localidades importantes de Eslovaquia, como por ejemplo son Devín o Breslava (el nombre antiguo de Bratislava) y las de vino tinto según los ríos eslovacos, como son Dunaj, Torysa, Hron, Váh y otros.
Dorota Pospíšilová
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