El escritor y autor de obras de teatro,Viliam Klimáček, editó en el año 2011 la novela "El caliente verano del 68". Contiene auténticas historias de un par de personas que emigraron del país después de los acontecimientos del año 1968. Viliam Klimáček se reunió con ellos en Canadá para saber más de aquel triste período de su vida. El teatro bratislavense Gunagu, cuyo fundador es el propio Klimáček, ha escenificado esta obra. Tres señoras y la historia de su vida nos recuerdan por qué experiencias tuvieron que pasar los representantes de una de las olas de emigración más fuertes en Eslovaquia. Habla Viliam Klimáček:
"Me reuní con 35 personas. Algunos de ellos, hablando conmigo, se abrieron por primera vez en sus vidas respecto a este tema, tan doloroso como había sido su recuerdo del momento de abandonar su país. Por ejemplo, varios de ellos me dijeron que antes de emigrar les había fastidiado escuchar en la radio canciones folclóricas, convertidas en aquel entonces, digamos, en la música estatal oficial. Sin embargo, luego, en sus nuevos hogares, aprovechaban cualquier posibilidad de poder escuchar alguna canción tradicional eslovaca para saciar la sed por cualquier cosa que les recordase su patria. Como me dijeron lloraban de emoción al escuchar alguna canción de Terchová, por ejemplo. Ya no me río de estos detalles sentimentales, dado que en su compañía entendí hasta qué punto te puede afectar abandonar para siempre el lugar donde naciste".
Como añadía Viliam Klimáček, aprecia mucho a todos aquellos que tuvieron que asumir esa pérdida:
"Lo que me fascina sobre estas historias es que son universales en estas latitudes, dado que todos los checos y eslovacos tienen a alguien en la familia que tuvo que emigrar. Por ejemplo en mi caso, la mitad de mis familiares viven en Argentina, aunque ellos emigraron después de la Primera Guerra Mundial. Como me han dicho, se embarcaron para poderse ganar el pan en algún lugar. Como Nueva York no les permitiera el desembarco, llegaron hasta Buenos Aires, donde había mucho trabajo para todos".
La actriz Zuzana Kronerová actúa en la obra "El caliente verano del 68" como esposa del párroco:
"Esta mujer tiene un montón de trabajo y tiene que seguir haciendo todas sus obligaciones. Una vez dio su sí ante el altar y nunca se retractará de su promesa. Es una mujer fuerte, inteligente, con el corazón grande. Me encantaría que nos encontrásemos alguna vez. En esta obra tengo más papeles, dado que hay un montón de interesantes historias de emigración. Se trata de vidas difíciles y que evidencian como de fuerte puede ser el espíritu humano".
Qué representa para Usted el sabor del hogar, teniendo la experiencia de la actuación en esta pieza? Responde la actriz Gabriela Dzúriková:
"Son detalles - el olor, alguna situación que te recuerda tu infancia, diferentes momentos visuales, es tan sólo una percepción que resulta difícil captar en las palabras. Las historias de emigración, debido a ese fuerte lazo con nuestro hogar, suelen ser muy fuertes. Lo sé por mi familia. Después del año 1968 emigró el primo de mi madre, y aun antes, después de la Primera Guerra Mundial, se fueron los familiares de mi abuela".
Su papel es el de una chica joven que empieza su vida nueva en circunstancias complicadas:
"No sé qué haría yo en su lugar. Ella se fue de vacaciones a Israel y de repente, después de lo ocurrido en agosto de 1968, se cerró ante ella la puerta de vuelta a Eslovaquia. Nadie que no lo haya vivido no puede decir que se lo pudiera imaginar".
Continúa la actriz Marta Maťová:
"En la obra "El caliente verano del 68". Tengo el papel de una chica joven de una familia rica. Es médico, pero debido a que tiene que emigrar, perderá su posición social y tendrá que trabajar como moza. El padre irá a buscarla, pero a su madre no la va a volver a ver nunca más. Sobre este personaje me fascina su actitud y el hecho de que no deja de ser honesta y orgullosa".