Pavol Barabáš es uno de los directores de documentales eslovacos más exitoso. En cuanto al número de películas, el número de premios o en cuanto a la popularidad, lo es sin ninguna duda. Recientemente ha estrenado su última obra La Sombra del Jaguar, sobre la expedición a Venezuela.
Cuatro amigos emprenden un viaje con un final inseguro. Navegan por ríos, por la naturaleza salvaje, caminan por una selva casi impenetrable con el fin de pasar por la misteriosa montaña Sierra Maigualida. Por estos terrenos no ha pasado nunca un europeo. Cruzando la montaña les espera una sorpresa, el encuentro con la tribu india Hodi, que vive en plena armonía con la naturaleza y a quienes lo que más importa es el mantenimiento del equilibrio. Lo opuesto a nuestra civilización. Habla Pavol Barabáš:
"Cuando iniciamos la expedición a la selva venezolana, no teníamos ni idea de que llegaríamos hasta el territorio de la tribu de los indios Hodi. Logramos rodar a esta gente, su estilo de vida, algo especialmente valioso para mí, y que desgraciadamente en un par de años seguramente no existirá más en este mundo.
Los indios saben que únicamente son una parte del universo, del ciclo natural, del cual depende su vida. Todo lo que ocurre en su entorno está entrelazado con ellos y les influye. Es impresionante que no necesiten poseer nada. En su casa, que llaman churuata, en la que caben 50, hasta 100 personas, no se encuentran ningunos bienes. Incluso las cestas, que son tejidas por ellos mismos, no son de larga duración, poco después las devolverán al seno de la naturaleza".
¿Qué ha comprendido durante esta expedición a la selva amazónica?
"Cuando colocamos sobre nuestras espaldas una carga, deberíamos llevarla hasta el final. Y gracias a mi encuentro con los Hodi, me he dado cuenta de una cosa: todos necesitamos una tribu. Necesitamos apoyarnos los unos en los otros. En la tribu india está establecida la igualdad, una persona no puede ordenar nada a la otra. Si alguien va en contra del bien de la sociedad, hay mecanismos, que lo separan de la tribu y sólo no podrá sobrevivir en la selva. Pero normalmente todos se esfuerzan en contribuir a la plenitud de la vida común, no son capaces de robar, engañar".
La sombra del jaguar. Usted ha tenido la suerte de ver este mítico animal.
"Estábamos navegando contra la corriente de varios ríos, a sabiendas que allí habitaba el jaguar. Nos acompañó durante todo el viaje, vimos sus huellas y de repente, detrás de un recodo lo vimos, a una distancia de unos diez metros. Los indios le temen, dado que nunca saben si se trata de un animal vivo o de un espíritu. Yo he elegido el título para la película La sombra del jaguar debido a esta relación profunda entre los aborígenes y el jaguar, pero también porque se ha elevado una sombra sobre Venezuela. Sus ciudadanos perdieron el año pasado una media de 11 kilos de peso. El país, en búsqueda de salvación, alquila los terrenos de naturaleza intacta a buscadores de oro u otros empresarios que quieren explotar la tierra con vistas a enriquecerse. Es una crisis colosal, por la que pasamos, la mayor crisis para nuestro precioso planeta".
Sus viajes siempre tienen mucho peligro. Mil veces ha estado a punto de sufrir algún accidente, de morir incluso. ¿Cómo percibe usted la muerte? ¿No piensa en estos temas o la muerte forma parte de su forma de entender la vida?
"Uno puede morir en cualquier momento: cayendo de la escalera o en un accidente de tráfico. Son los peligros de nuestra civilización. Los indios no lo conocen. En Venezuela ocurren muchas cosas malas, secuestros, robos, asesinatos, mientras que cuando entramos en la selva, ya nos sentíamos seguros. De la naturaleza no hay razón para tener miedo, no es irracional como la civilización. Cuando preparo una expedición no pienso en los peligros, en la muerte, no tengo ni seguros, dado que allí no le va a ayudar nadie".
A pesar de ello Pavol Barabáš no se considera a sí mismo un aventurero. Según dice, siempre es cauteloso, prudente y se prepara muy bien para cada viaje. Siempre presta mucha atención a la fase de investigación antes de emprender la expedición.
"Hay varias maneras de percibir la muerte, pero yo, después de haber estado muchas veces en contacto con los indios, ya lo veo todo de otra manera. Ellos reconocen el espíritu en todo lo que nos rodea, en cada piedra, cada árbol y el espíritu tiene su propio camino, y lo tiene también después de la muerte".
¿Con qué ojos vio Eslovaquia después de volver de la selva amazónica?
"No puedo responder directamente, es incomparable, pero sí entendí qué importancia tiene también para nosotros, los eslovacos, nuestra propia tribu. Hay que contribuir conscientemente al bien de todos los miembros de nuestra sociedad, a su armonía. Lo peor es cuando alguien roba del patrimonio común. Antes era natural castigar a ese tipo de personas, hoy en día lo toleramos y no está bien".
Pavol Barabáš
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