Uno de los primeros pintores modernistas, Miloš Alexander Bazovský, nació hace 120 años, murió hace 50 años y también hace 50 años fue fundada la galería consagrada a su arte que se halla en la ciudad de Trenčín. Tantos aniversarios redondos no nos permiten que pase desapercibida la apasionada personalidad de este pintor, originario del mismo corazón de Eslovaquia, de la población de Turany. Habla Dušan Mikolaj, autor de la biografía de Bazovský:
"Todo el año pasado recordamos el centenario del surgimiento de la República Checoslovaca. Esta importante fecha significó, entre otras cosas, la apertura de las posibilidades de estudio en Praga. Los jóvenes artistas eslovacos aprovecharon, con mucho gusto, esa oportunidad, entre ellos también Miloš Alexander Bazovský. Estudiar en la Academia de Bellas Artes de Praga difería mucho de hacerlo en Budapest o Berlín. Los artistas se encontraron in medias res en el centro del arte contemporáneo. Y lo que además caracterizaba a esta generación fuera que todos volvieron a Eslovaquia trayendo consigo un buen conocimiento sobre el arte europeo".
No olvidemos que Eslovaquia a principios del siglo XX era todavía muy rural y los artistas que regresaban de Praga lo hacían sin renunciar a sus raíces. Al revés. Eran fieles a la naturaleza eslovaca, al colorido del campo eslovaco, con el típico estilo de vida de la gente sencilla. Pero la forma de captar la realidad eslovaca ya era moderna. De allí que esta generación, formada por Benka, Fulla, Galanda o también Miloš Alexander Bazovský, esté inscrita en la historia eslovaca como los fundadores del arte moderno eslovaco.
"Para Bazovský, oriundo de la región de Turiec, fue muy típica su dedicación al paisaje. Se interesaba sobre todo por las regiones bucólicas o peculiares, como son su Turiec natal, Horehronie, Liptov con sus macizos formidables o Podpoľanie, región que se sitúa alrededor del volcán Poľana. Estas regiones tienen sus propias tradiciones, trajes, música y siguen siendo interesantes como destinos turísticos hasta hoy en día", explica Mikolaj.
Bazovský, con sus amigos pintores Janko Alexy y Zolo Palugay no sólo creaban arte, sino también difundían entre la gente el conocimiento sobre las tendencias artísticas contemporáneas. Visitaban ciudades pequeñas, comunidades diferentes, llevando consigo reproducciones de cuadros que mostraban a la gente, explicándoles su sentido. En aquellos tiempos, sin lugar a dudas, una actividad muy pionera y merecedora.
"Si bien la generación de Bazovský pudo estudiar en 1918 y los años posteriores en Praga, en Eslovaquia no fue inaugurada la Academia de Bellas Artes hasta en el año 1949. Claro que esos fundadores del arte moderno eslovaco luego contribuyeron de una manera fundamental al desarrollo de la enseñanza artística en nuestro país", alega el autor de la biografía de Bazovský, editada en el año 1994. Lleva el título Tlejúce slnko (Sol Ardiente).
"Empecé a dedicarme a Bazovský cuando ya no vivía. Pero siempre escuchaba las historias sobre él, me encontraba con gente que le había conocido y entendí hasta qué punto había influido en la sociedad eslovaca, seguramente al menos en la vida social de Martin y Turiec. Bazovský fue una verdadera leyenda. Además me cuento entre los admiradores de su pintura, de sus colores pastosos y también de sus admirables dibujos. Por todo ello me atreví a escribir sobre él en primera persona. En el libro Bazovský pasa sus años de jubilación en la ciudad de Trenčín recordando el pasado, ya que su vida privada le había preparado varios retos. En los años cincuenta, en los comienzos del comunismo, tuvo que huir de Martin. En Liptov encontró amparo. Luego, a una edad avanzada tuvo que mudarse una vez más, esta vez a la ciudad de Trenčín".
El libro "Sol Ardiente" fue reeditado el año pasado.