El pasado viernes cogí el tren de Bratislava a Žilina a las cinco y media de la maňana para poder grabar para ustedes algunas entrevistas en el norte de Eslovaquia. Todos los pasajeros estaban semidormidos, pero los ferrocarriles nos prepararon una muy amable sorpresa. Cuando salimos de la estación por el altavoz se hizo oír la voz del escritor Braňo Jobus, quien leyó un cuento corto. Y continuó así en cada estación. Aun más, delante de cada pasajero había un boletín que informaba que era posible hablar con él en el vagón restaurante. Y yo no pude resistir la tentación de entrevistarlo.
“Esta idea no ha sido mía, una casa editorial decidió organizar este proyecto en el marco del mes de libro. Antes grabamos un par de fragmentos de mis libros y hoy los hemos emitido durante el viaje en cada estación. Y por la tarde se repetirá todo durante mi viaje de vuelta. La gente pudo venir para hablar conmigo y al vagón restaurante llegaron sobre todo madres con hijos de diferente edad. Lo disfruté mucho y pienso que ellos también. Una madre me dijo: ”Me siento como si no estuviera en Eslovaquia.”
Los eslovacos seguramente entenderán este comentario, pero lo explico para ustedes: aquí todavía no somos lo suficientemente abiertos para aceptar y disfrutar de experimentos, de algo que se salga de lo común, de lo conocido. Además, la gente suele sospechar y mostrar una actitud negativa hacia algo inesperado y nuevo, y en tales ocasiones hace preguntas como: ”¿Para qué sirve esto?“, ”¿Quién ha cobrado dinero por esta tontería?“, ”¿Porqué me molestan con sus estupideces?“ Pero no es una característica de nuestra nación, y algo parecido puede ocurrir en cualquier rincón del planeta. Además, en el tren nadie se quejaba, algunos sonreían y varios escucharon el cuento de Braňo Jóbus. Porque, tal y como dice el autor, aunque en sus libros aparece a menudo el título de “ cuentos para niňos“, están destinados también a los adultos.
“Mis libros están escritos en un idioma particular, mezclo la jerga, el dialecto y el eslovaco normal. Además, mis cuentos infantiles no son del tipo "¡Ay, lo van a leer niňos, entonces se lo tengo que explicar todo como a unos tontos! ¡El coche tiene cuatro ruedas, peques míos!" No, yo narro mis historias sin cambiar mi estilo según el lector. Y los niňos lo aprecian mucho. Pienso que ésta es la razón por la cual he conseguido tanta popularidad entre ellos. Pero mis libros pueden leerlos también los adultos, son universales. ¿Todos nos podemos reír, no?”
Tengo que ratificar las palabras de Braňo Jóbus, porque fui a la función de su obra El Muflón Ancijáš, dramatizada por el Teatro de Cámara Eslovaco en la ciudad de Martin, y el público, compuesto tanto por niňos como por adultos, se reía a carcajadas.
“Hace dos aňos y medio que el teatro de Martin representa esta obra y siempre está lleno. Me encanta mucho que hayan puesto en escena mi libro El Muflón Ancijáš. Yo hice la música y les puedo decir que durante el estreno me sentí muy feliz, tal vez más feliz de lo que estoy en festivales y conciertos.”
Para explicar esto, digamos que Braňo Jóbus es el líder de la agrupación musical Karpatské Chrbáty, y que con su hermano Andrej tienen otra banda, Vrbovskí víťazi. Ejercen en la escena musical eslovaca desde el aňo 1982, siendo ya verdaderos íconos en el día de hoy. ¿Y qué novedades tiene Braňo Jobus en el ámbito literario?
“Edito un libro cada aňo. Escribiría aun más, pero no puedo, dado que me he puesto de acuerdo conmigo mismo en que basta con un libro. En junio bautizaré otro, titulado Las aventuras musicales. Es sobre el carcoma Chrumo, que vive en varios instrumentos musicales, lo cual le permite acompaňar a un orquesta sinfónica o a la banda Kiss.”
Como Braňo Jobus ha aňadido, aunque siempre ha sido sobre todo músico, escribir le parece la culminación de su camino creativo. Entre otras cosas, porque su música independiente la escucha sólo un determinado grupo de aficionados y, en cambio, su literatura ha sido divulgada entre la mayor parte de los eslovacos.
Los libros de diferentes géneros y autores se difunden por toda Eslovaquia no solamente mediante las vías corrientes, sino también gracias al proyecto titulado “El lector trotamundos“. En el aňo 2010, 500 libros de varias casas editoriales inciaron su viaje por Eslovaquia y luego se unió también Chequia. Ahora son ya 3.500 libros que los lectores pueden encontrar en cualquier lugar público en base a los indicios que es posible encontrar en la página de internet. Cogen un libro, lo leen y después lo esconden para otro lector trotamundos. Además, pueden escribir sobre su experiencia en internet y cada libro alcanza así su propia historia. Durante el mes de marzo, cuando se realizan lecturas de autores como la de Braňo Jobus, en los mismos trenes están a su disposición otros libros nómadas que sus lectores pueden tomar e incorporar en el proyecto “El lector trotamundos“.