A la edad de 89 años falleció el pasado lunes Hana Hegerová, cantante icónica no sólo de Eslovaquia, sino también de Chequia, donde vivió gran parte de su vida. Hegerová nació el 20 de octubre de 1931 en Bratislava, en el seno de una familia rica y noble. Debido a su origen aristócrata no se le permitió estudiar en la universidad, así que empezó a instruirse en el ballet. Allí conoció a su esposo, Dalibor Heger, director del teatro Nueva Escena, con el que tuvo un hijo. Sin embargo, más que la vida familiar le atraía el mundo del teatro, por ello se marchó a Praga, donde entre 1961 y 1966 trabajó en el teatro Semafor.
De 1967 a 1969 Hana Hegerová ejerció en el teatro Olimpia de la capital francesa, París, donde centró su interés artístico sobre todo en el chanson. Tuvo numerosos éxitos en el extranjero, incluso nuestros oyentes de Argentina pudieron ver sus conciertos en una de sus giras por Sudamérica. El repertorio de Hana Hegerová abarcaba canciones de Edith Piaf y de Jacques Brell, pero también innumerables temas originales de autores checos. Unas surgieron en el teatro Semafor, otras en colaboración con fascinantes compositores como fue, por ejemplo, Petr Hapka.
La vida de Hana Hegerová fue dramática como una novela. Por ejemplo, medio año estuvo en prisión debido a que por error le llegó a su cuenta un dinero que pertenecía al cantante Karel Gott. El tribunal calificó el caso de defraudación fiscal. El régimen socialista no tenía misericordia una cantante de origen noble y judío, cuyo aspecto y comportamiento se asemejaban al de una duquesa extravagante. Sin embargo, era tal su fama que se hacía imposible prohibirle por completo dar conciertos.