Cuento de Navidad – la carpa y el pescador

Cuento de Navidad – la carpa y el pescador

La carpa es un pescado que, por lo menos en las familias que mantienen las tradiciones, forma parte indispensable de la mesa de la Noche Buena checa y eslovaca. Aunque en los últimos tiempos las familias modernas optan por otro tipo de pescado, podríamos decir que comer carpa en Eslovaquia siempre evoca la idea de la Navidad. Así pues, he decidido traerles hoy un breve cuento encontrado en el archivo de la Televisión nacional eslovaca. Es un cuento de niños que narra una amistad entre un pescador y una carpa. Sí, es de niños, pero creo que ningún adulto se vaya a ofender.

Un viejo pescador estaba sentado en la orilla de un estanque esperando por si en su caña se enganchaba alguna carpa. Quería explícitamente una carpa concreta. Una carpa vieja que seguía pescando ya desde hace varios años. Hay que decir, que cuando el pescador vio a esta carpa por primera vez, se quedó totalmente estupefacto y quiso tenerla costara lo que costara. En el anzuelo de la caña puso varias cosas deliciosas: bollos con mermelada, pasteles y dulces, pero la carpa continuaba resistiéndose…

No te preocupes, yo lograré embaucarte, carpa golosa…

Dijo el pescador enfadado. Se fue a casa y preparó una masa de harina y se la llevó al estanque. Lanzó la caña al agua y esperó, esperó, esperó…

En un cierto instante la caña empezó a moverse.

Esta allí, la tengo…

Pensó el pescador mirando el flotador que bailaba en la superficie del estanque como el bandolero Jánošík…

Espera carpa, pronto serás mía…

Sacó la caña del agua y vio un viejo cubo. Echó el cubo y otra vez lanzó el anzuelo al agua. Pero la carpa astuta continuaba enganchándole en el anzuelo las cosas que yacían en el fondo del estanque: botas viejas, basura, etc... El pescador paulatinamente estaba perdiendo la paciencia. Y la carpa se reía en su cara…

¡Y un pepino que seré tuya!...

¡Yo te venceré, carpa fea! Dejaras de burlarte de mí.

Se lamentó el pescador y se fue a casa.

Vino el otoño, el viento se llevó todas las hojas de los árboles haciendo correr por el cielo a todos los pájaros. El pescador volvió al estanque, se sentó, y esta vez no sacó la caña, sino una red de pesca. Esperó a su carpa. Poco después, la carpa se enredó en la red y el pescador la sacó del agua.

Finalmente lograste pescarme. ¿Cómo me vas a cocinar? ¿Con ajo, horneada o empanada?

¡Quisiera darte las gracias de manera más linda!

Dijo el pescador devolviendo la carpa en el agua.

Apenas empezó el amanecer, el pescador volvió al estanque esperando su carpa. Y la carpa también esperaba su pescador.

¿Qué tal la pesca, pescador?

Preguntó la carpa.

Bien, pero me duele el hueso sacro. De la humedad del estanque tengo ya reumatismos.

¿Entonces porque continúas viniendo por aquí, si ello solo te hace sufrir?

Es un lugar bello y tranquilo… me gusta.

Así pues, el pescador iba al estanque y la carpa ya lo estaba esperando. Él lanzaba el anzuelo para saludarla y luego conversaban. La carpa le informaba de las novedades del estanque y el pescador le contaba varios acontecimientos de su pueblo. A veces añadía alguna anécdota o un chiste y la carpa se reía hasta crear olas agitando su cola.

Después del otoño vino el invierno. Y junto a él vinieron el frío, la nieve y el hielo. La superficie del estanque se congeló y sepan que cuando ocurre eso, los peces sufren, porque les falta el oxígeno.

Oh, bajo el hielo se muere por asfixia.

¡Mañana no vengo, celebraremos la Navidad!

Dijo el pescador mirando la triste cara de la carpa. En aquel momento algo se le ocurrió. Trajo una sierra de mano y realizó un agujero en el hielo del estanque. Y le dijo a la carpa.

Durante la Navidad nadie debería quedarse solo. Si quieres, podemos celebrarla juntos.

La carpa estuvo de acuerdo y así el pescador se la llevó a casa. Por Noche Buena la carpa recibió una trenza de Navidad con una uva pasa. Luego el pescador encendió las estrellitas y la carpa se quedó boquiabierta… Le pareció de ver las estrellas en el cielo nocturno, las mismas que solía mirar desde el estanque. Al día siguiente el pescador devolvió la carpa al estanque y ella luego les contó a todos los peces cómo los humanos viven la Navidad – encendiendo las estrellas del cielo.

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Ladislava Hudzovičová

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