Aunque la fabricación de cerámica tiene en nuestro territorio una larga tradición el Gremio de los Productores Eslovacos de Cerámicas celebró solo 20 aňos de su existencia. Con la ocasión de la fiesta de este aniversario tuvo lugar en la ciudad de Pezinok el tradicional mercado de cerámica.
Habla el historiador y empleado del Museo de los Pequeňos Cárpatos de Pezinok, seňor Martin Hrubala.
La producción de cerámica en nuestro territorio está relacionada con la llegada de los Habáni. Hay que decir que la cerámica se producía aquí ya antes de los Habáni, sin embargo, se trataba de herramientas o utensilios más de tipo industrial o gastronomico. Los Habáni elevaron su calidad y también introdujeron en su producción el sentido de la estética.
Los llamados habáni que fueron los anabaptistas o re-bautizantes refugiados desde Suiza y Alemania vinieron a nuestro territorio entre los siglos XVI y XVII. Después de haberse asentado aquí los habáni que vivían en comunidades cerradas empezaron a dedicarse a la producción de la cerámica hasta que llegaron a ser considerados fundadores de la alfarería en nuestro territorio. El nombre de “habáni“ - fue peyorativo y proviene de la expresión alemana - haus haben - tener casa - lo que fue su preocupación principal tras haber sido obligados dejar su patria. Y efectivamente nuestro territorio fue rico en excavaciones de cerámica de los “habáni“. Continúa la miembro del gremio de productores eslovacos de cerámica, Mária Hanúsková.
Los Habáni nos llevaron la cerámica dos veces cocida, con fondo blanco y en ello dibujos de plantas colorados. Hasta aquella epoca aquí existía solo la ceramica sencilla, utensilios de tipo terracota una vez cocida.
Antes de la llegada de los Habáni la región de los Pequeňos Cárpatos ya era conocida como una región vitivinícola. Y luego a la vitivinicultura se agregó la producción de cerámica. Continúa Martin Hrubala.
En los siglos XVIII, XIX y durante la primera mitad del siglo XX la ceramica formaba parte de la vida de los habitantes locales. Hoy la vemos más como floreros, jarrones o varios objetos decorativos, pero en el pasado se usaba mucho más, y eso en forma de pucheros, moldes, bandejas etc.
En el periodo del socialismo la ceramica y la maiolica empezaron a fabricarse de manera masiva, en la empresa estatal de Slovenská Majolika, y allí paulatinamente se perdió el sentido de la originalidad.
En la enorme cantidad de productos parecidos se perdía el trabajo artístico de los artesanos y sus obras dejaban de ser inconfundibles. Además, estos productos casi identicos empezaron a llenar todos los hogares, el mercado se saturó del todo y el oficio se volvió ordinario. Cuando mucha gente recuerda los hogares de las generaciones antecedentes, es decir, de nuestras madres y abuelas, recuerda estantes y muebles llenos de los floreros, tazónes, platos o cazuelas de cerámica, idénticos en todas las casas.
Entre los aňos 70 y 80 del siglo pasado la empresa de Slovenská Majolika tenía hasta 300 empleados. En ella trabajaban también el seňor Martin Hrubala y la seňora Mária Hanúsková.
Nosotros que trabajabamos allí paulatinamente perdimos las ganas de continuar, dibujamos siempre los mismos diseňos y trabajamos sin necesitar la creatividad. Y así una parte de nosotros decidimos abandonar la fabricación de serie que nos imponía la empresa. Fundamos el centro de la producción artística artesanal y allí, con libertad absoluta, empezamos a fabricar obras como autores; vajillas, plásticas, etc. En 1994 fundamos el gremio de los productores de cerámicas y también iniciamos la tradición de organizar una vez al aňo los mercados de cerámicas.
En la plaza está ubicada una rueda de alfarero y una larga fila de niňos está esperando para probarsela. Parece que el evento de verdad llegó a suscitar el interés por la cerámica.
La idea de organizar el mercado de las cerámicas nació en cooperación entre el Museo de los Pequeňos Cárpatos de Pezinok y nuestro gremio. Su objetivo fue el de reanimar entre la gente el interés por la cerámica. Justamente en 1994 había cerrado el instituto técnico de cerámica en Modra, porque los jóvenes no se interesaban más en inscribirse en ello. Entonces quisimos renovar esta tradición y continuar en ella.
Entre los huespedes y visitantes apareció una de las más destacadas personalidades del arte cerámico, artista nacional premiado con la condecoración de la Cruz de Pribina, un seňor de 92 aňos, Ignác Bizmayer.
El seňor Ignác Bizmayer contribuyó mucho en la evolución artística de la cerámica tradicional eslovaca introduciendo en los dibujos un nuevo fenómeno representado por las figuritas vestidas en trajes nacionales de varias regiones eslovacas y también por los viticultores locales.
Y cedemos la palabra al mismo maestro, seňor Ignác Bizmayer.
Yo quise documentar en mis dibujos la dura vida que tenían los habitantes de esta región. Yo vine a vivir a Modra de muy joven y decidí quedarme aquí. Durante mi vida a menudo iba a las viňas para ayudar a mis amigos. Por eso nació en mí la idea de documentar los trabajos de los viticultores, para que la gente que está tomando el vino viera todo el trabajo que se esconde detrás de cada copa. En todo caso toda mi inspiración deriva de mi experiencia personal. Estas cosas hay que vivirlas antes para poderlas luego documentar de manera viva y real. Y también hay que salir mucho entre la gente, hablar con ella. A mí personalmente me entusiasmaban muchisimo los trajes nacionales, por eso empecé a producir las figuritas, al comienzo como un pasatiempo. Todo el mundo debería hacer lo que le gusta.
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