En Bratislava se celebró la Fiesta de las Coronaciones

En Bratislava se celebró la Fiesta de las Coronaciones

En el año 1741 fue coronada como reina de Hungría en Bratislava, o Presburgo en aquel entonces, María Teresa I de Austria. Ella fue la primera y única mujer que gobernó sobre los dominios de los Habsburgo y la última jefa de la casa de Habsburgo, pues a partir de su matrimonio la dinastía pasó a llamarse Casa de Habsburgo-Lorena. Su reinado de 40 años comenzó con la muerte de su padre Carlos VI, en octubre de 1740. Con Francisco Esteban de Lorena, el futuro Francisco I del Sacro Imperio Romano Germánico, tuvo 16 hijos, entre ellos las reinas María Antonieta de Austria y María Carolina de Austria, la duquesa María Amelia de Habsburgo-Lorena y dos emperadores del Sacro Imperio Romano Germánico: José II y Leopoldo II. Entre sus méritos destacan la obligación de la educación escolar, la introducción de las reformas significativas para reforzar el ejército austriaco y volver a la burocracia más eficiente. En ocasión de haberse celebrado al pasado fin de semana en el casco histórico de Bratislava la tradicional fiesta de la coronación el redactor Miroslav Würfl decidió entrevistar a la guía Viera Jančušková.

Nos encontramos delante de la catedral de San Martin donde fue coronada al trono austro-húngaro la primera mujer que provenía de la dinastía de los Habsburgo. En esa época, la coronación de María Teresa representó un evento muy importante y seguramente atrajo a esta ciudad no solo a los miembros de las familias reales, familias nobles, sino los mismos habitantes del Imperio Austro-Húngaro que vinieron por curiosidad, simplemente para ver la coronación de la primera mujer.

Esta coronación, igualmente como todas otras, tuvo que ser celebrada según el procedimiento prescrito.

Estaba precisamente especificado donde podía moverse el soberano aún no coronado y a través de que puerta podía entrar en la catedral. Éste no podía entrar por la puerta principal, sino por la parte del vestíbulo del sur. Después de la coronación el soberano salía de la entrada principal y, además, tenía que seguir un sendero prescrito que hoy está marcado por las baldosas con la corona de cobre. Durante su recorrido por la ciudad el soberano tenía que ordenar a los nuevos caballeros de las espuelas de oro. Este ritual, por ejemplo, tenía lugar en la iglesia de los Franciscanos. Los jóvenes para el orden caballeresco se los elegía el mismo soberano, y eso en base a su fidelidad y otros méritos. El soberano luego tenía que presentarse a los habitantes y visitantes de la ciudad y delante todos prestar un juramento de que fuese un soberano bueno y justo y luego pasó al Danubio, a la colina de coronaciones, y allí juró que hubiera protegido y defendido el país de frente de cualquier enemigo.

La atmosfera de las coronaciones siempre era muy festiva y toda la ciudad tenía que ser adornada. Con ocasión de cada coronación incluso se acuñaban monedas extraordinarias.

El soberano recién coronado mientras daba vuelta por la ciudad echaba estas monedas entre la gente. Entre otros adornos se usaba la tela, una enorme cantidad de tela, que tras el ritual de la coronación era repartida entre los ciudadanos. Al reparto incluso tenían que asistir las fuerzas armadas para que la gente no se pegara.

La fiesta se organizaba en el castillo de Bratislava. Sin embargo, puesto que había varios periodos cuando el castillo se estaba reconstruyendo o estaba cerrado por estar deteriorado de alguna manera, la fiesta tenía que trasladarse a otro palacio, en la mayoría de los casos al palacio del arzobispo de Estergom.

En las fiestas podían tomar parte exclusivamente los miembros de la nobleza, incluso los jóvenes que servían a la mesa tenían que proceder de familias nobles. Pero podemos decir que la ciudadanía tampoco se quedó hambrienta, ella también podía festejar. Cerca de la torre de San Miguel se hacía asado de bueyes y también se distribuía vino tinto y blanco, todo esto para que la ciudadanía pudiese tomar parte en la fiesta.

Existía una asamblea de coronación que dictaba las reglas de este ritual.

Las mismas coronaciones las ejecutaban el paladín junto al arzobispo de Estergom. Sin embargo, en el ritual tomaban parte otras personas importantes. Siempre había que elegir quien llevará el cetro, la manzana real, quien asistirá al mismo acto de la coronación etc. Todas estas personas tenían que proceder de familias nobles. Con la llegada de las coronaciones empezó a reunirse en Bratislava también la asamblea húngara y empezaron también aparecer siempre más personalidades de la vida cultural. Durante la coronación de María Teresa incluso se construyó aquí el primer teatro, si bien de madera y de tres pisos, pero un verdadero teatro. Todo esto para que los huéspedes de la coronación pudiesen entretenerse bien. Este teatro de madera se encontraba en el lugar donde hoy tenemos la iglesia de Notre Dame, al lado del edificio histórico del Teatro Nacional Eslovaco. Así podemos decir que las coronaciones han contribuido mucho al desarrollo cultural de nuestra ciudad.

Una de las atracciones turísticas que recuerda las coronaciones son las baldosas con la corona de cobre que marcan el sendero del nuevo rey, es decir, el recorrido obligatorio que el soberano tenía que hacer inmediatamente después de ser coronado.

Éste comienza a la puerta principal de la catedral, luego pasa por las calles Kapitulská, Prepoštská, Ventúrska, hasta la plaza de los Franciscanos donde se halla la homónima iglesia en la cual el rey tenía que ordenar a los caballeros. Luego salía de las murallas de la ciudad por la puerta de San Miguel. Allí se reunía la gente que venía justamente para saludar al nuevo soberano. Y él, delante de ellos, tenía que prestar juramento de fidelidad. Ustedes pueden recorrer sin problemas esta trayectoria, aunque debo decir que por culpa de los vehículos que tienen la autorización para entrar en el casco histórico, algunas de las baldosas con la coronita ya faltan o están deterioradas.

Cada año cuando se empieza a hablar sobre los preparativos para la fiesta de la coronación la gente se interesa un poco más de estos acontecimientos históricos.

Pero la ruta real y otras huellas y testimonios históricos los tenemos durante todo el año, entonces los turistas pueden recorrerla bien sin tener que llegar en la fecha precisa de la fiesta.

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Ladislava Hudzovičová

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