La semana pasada hablamos de la navegación del Danubio y hoy volvemos a hablar de este río abordando el tema de las inundaciones de hielo y su historia. En enero de 1809 se produjo en Bratislava la peor inundación de hielo conocida hasta la fecha. Murieron entonces una anciana y una niña. Cuatro años más tarde, la actual calle Laurinská y la puerta Rybárska sólo eran accesibles en barca. En 1850, seis residentes perdieron la vida en una inundación de este tipo. La última gran helada en Bratislava tuvo lugar en 1956. En aquella época, el espesor del hielo de los témpanos alcanzó casi los dos metros.
Todos los años los gestores del agua conmemoran la memoria de sus predecesores y de las víctimas de las inundaciones. En el casco histórico de Bratislava, más precisamente entre la Plaza del Primado y la calle Laurinská se puede ver una placa conmemorativa colocada en una pared, que recuerda el nivel de la inundación de hielo ocurrida en 1850. La placa fue inaugurada solo hace cinco años con el fin de rendir homenaje a las víctimas de aquel acontecimiento. El motivo por el que fue elegido justamente este lugar para colocar la placa, nos lo explicó el hidrólogo, Jozef Dúcz.
La placa conmemora una inmensa inundación que ocurrió el 5 de febrero de 1850 en el aquel entonces Prešporok o Pressburg. Esta inundación causó grandes daños. En la búsqueda de un lugar para colocar la placa al final optamos por el segundo patio del Palacio del Primado, donde también está colocada la estatua del Santo Juan Nepomuceno, protector ante las inundaciones y patrono de los barqueros, hidrólogos y todos los que trabajan con el agua.
La inundación de hielo es muy diferente de la inundación corriente, causada por lluvias o por el derretimiento de la nieve. Es que la de hielo ocurre en el lugar donde se congela el río o los témpanos de hielo atascan el flujo del río.
En comparación con una inundación corriente, la inundación de hielo no se forma en el flujo superior del río, es decir, en el caso del Danubio en las montañas de Austria o Alemania. Esta se crea precisamente en el punto donde causa la avería. Esta se produce cuando el agua del río alcanza bajos niveles y así se congela más fácilmente. En consecuencia, los témpanos crean un tapón y el flujo que llega desde las partes no congeladas del río no tienen por donde pasar. En el pasado vivimos también situaciones cuando tuvieron que intervenir los aviones de bombardeo para romper los témpanos y evitar una gigantesca inundación.
Gracias a la toma de varias medidas de protección y también al recalentamiento global la amenaza de la inundación de hielo en Bratislava no es más tan frecuente. Habla el capitán de la embarcación rompehielos Brezno, Ľubor Chovan.
Durante la temporada invernal tenemos obviamente más trabajo. Tenemos que mantener transitables las piscinas del puerto de Bratislava y con el segundo rompehielos que se llama Krupina vigilamos las piscinas del puerto de Komárno.
Rompiendo los hielos de continuo se garantiza el flujo del agua constante.
Controlamos continuamente las piscinas del puerto rompiendo los témpanos y al mismo tiempo empujamos los trozos pequeños hacia el flujo principal del agua, a veces con la ayuda de la fuerte corriente o del viento, para que se las lleven de aquí.
En los últimos años, las inundaciones de hielo en el río Danubio eslovaco han supuesto un riesgo menor. El agua de varias obras hidráulicas de Austria desemboca en el Danubio, en nuestro territorio. El agua de las obras hidráulicas nos llega desde el fondo del río, que está varios grados más caliente. El riesgo lo representa también el agua de los afluentes del Morava, donde no hay tantas obras hidráulicas.
Conmemorando los últimos decenios podría mencionar los años 2006 a 2012. En aquel entonces el rompehielos trabajaba 24 horas al día durante cerca de 20 días. Trabajábamos duramente sin pararnos.
Inundaciones de hielo
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