La feria de todas las ferias era el atributo de la Feria de Radvaň, que data del siglo XVII. Hoy en día el pueblito de Radvaň forma parte de la ciudad de Banská Bystrica. Este año la Feria de Radvaň celebró su edición 360 y ha sido honrada con la presencia de Anton V Radvanský, descendiente de la dinastía noble que justamente llegó a obtener los derechos de organizar las ferias por el rey húngaro de aquel entonces.
La dinastía de los Radvanský es un de las más antiguas de nuestro territorio, data aproximadamente de mitad del siglo XIII. Señor Anton Radvanský, quinto barón de la familia, con sus hijos representan probablemente los últimos miembros de esta dinastía. El historiador Vladimír Sklenka los ha buscado desde hace varios años. La presencia de esta familia en esta edición de la feria se debe sobre todo a su empeño.
La de los Radvanský fue una dinastía de pescadores de la corte, varias de sus generaciones pescaban para el rey húngaro. Más tarde, merced a sus méritos bélicos, pasaron al estado aristocrático. En el siglo XXI es un fenómeno excepcional que algún descendiente de una familia noble que tuvo que abandonar este país después de la Segunda Guerra Mundial y a la que le fueron confiscados varios bienes, tenga una relación tan buena hacia el lugar de sus orígenes, es decir, hacia Radvaň y hacia Eslovaquia.
El barón Radvanský, acompañado de su familia, visitó con mucho gusto el pueblo y no escondía su emoción.
Estoy muy feliz de que el alcalde de Radvaň decidiera invitarnos a la feria de este año. La mayoría de mis parientes procede de Europa Central. Mi familia se marchó de aquí después 1945 y yo nací en Nueva York. Dado que el tema de nuestras raíces europeas era muy frecuente en mi familia, he empezado a percibir mis orígenes desde la infancia.
El señor Anton Radvanský dice que le gustaría que lo entierren aquí en Radvaň, como mismo ocurrió con su padre, abuelo y tío. Se siente orgulloso de sus antepasados, dado que ellos consiguieron obtener el privilegio real de organizar una de las ferias más grandes y más importantes de la Hungría de aquel entonces. Continúa el historiador Sklenka.
La feria de Radvaň representaba un símbolo de Eslovaquia y en cuanto a importancia, alcanzaba el nivel de, por ejemplo, la feria de Debreczín.
El papel básico que desempeñaba la feria de Radvaň a sus inicios era posibilitar el intercambio de mercancías entre las ciudades y el mundo rural. Posteriormente, durante su período de auge, comenzó a ofrecer artículos agrarios e industriales que atraían a compradores de toda la región. Hoy en día, la feria de Radvaň representa una muestra de artesanía tradicional en la que suelen encontrarse numerosos artesanos, no sólo de Eslovaquia. El suvenir más típico de esta feria es la cuchara de madera con la que tiene que tocarse el trasero de las mujeres. Le preguntamos también al barón Radvanský si compró este utensilio y si acudió a este ritual tradicional.
Claro, la compré e inmediatamente la probé.
Desde hace 15 años suele presentar aquí también su arte Martin Kanaloš de Podhoroď, tallador de gamellas antiguas de madera, en eslovaco - korytár. Él y sus hermanos representan a los últimos artesanos de este tipo que tenemos en Eslovaquia.
Mis hermanos y yo heredamos este oficio de nuestro padre y nos da mucho placer poder seguir realizándolo. Hasta ahora nos apasiona y nos garantiza los ingresos necesarios para poder vivir.
Esta edición de la feria de Radvaň está dedicada también a las marionetas y los titiriteros. Hay que recordar que de Radvaň provienen dos famosos talleres de titiriteros que son los Anderle y los Stražan. En el pasado tenía lugar aquí el festival de títeres - el Radvaň de Anderle.
La Feria de Radvaň
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