Nuestras tradiciones de esta temporada son muy sobrias. Carnavales hay pocos, esos se organizan sobre todo para los niños. Y nosotros adultos solemos ir a la noche de baile llamada ples, donde se bailan bailes de salón y la gente viene vestida de manera muy elegante. Hace dos semanas tuvo lugar en nuestra capital la famosa noche de baile “ples de la Opera“ que cada año suele abrir la temporada de los bailes.
Para acercarles a la atmosfera de los “plesy” – o noches de baile de salón, más precisamente a cómo se celebraban en Bratislava en el periodo después de la segunda guerra mundial, les ofreceremos un breve recuerdo de la destacada etnóloga eslovaca Soňa Kovačevičová, laureada del premio de prestigio de Herder, que falleció en 2009 a la edad de 88 años.
Soňa Kovačevičová se recuerda de las temporadas de baile como las vivía ella durante su juventud. Dice que los muchachos bailaban muy bien y había también las señoras de compañía que estaban sentadas en la sala y al final acompañaban a las muchachas a casa.
La costumbre era así; los muchachos estaban en el centro de la pista y elegían a las muchachas que le gustaban. La que elegían tenía que bailar con ellos. ¿Y cómo lo solucionaban las muchachas? Simplemente, si no me gustaba el chico que me elegía guiñaba el ojo a uno de mis compañeros para que viniese a sustituirlo. Así se bailaba hasta las tres de la noche.
Un baile durante la temporada lo organizaba también la Asociación Živena, que fue el primer club de mujeres eslovaco. Allí se iba vestidos en los trajes típicos regionales, ellos daban al baile una pinta diferente. El baile solía abrir el escritor Janko Jesenský junto a su esposa.
Señora Kovačevičová nos habló también de los años menos alegres, cuando ir a un baile no era así fácil.
Durante el período después de la segunda guerra mundial Bratislava era muy triste. Cambiábamos los zapatos viejos por la comida. No había productos alimenticios ni en el mercado. Los bailes se pusieron nuevamente en marcha a partir del 1948, cuando ya la comida se proveía a través de los llamados tiquetes. Me recuerdo mi primer baile después de la guerra, el de los periodistas que tuvo lugar en el edificio de la Reduta en 1948, aquella vez regresé a casa muy muy sucia porque el palacio se encontraba en condiciones horrorosas. En la actualidad los bailes no son tan divertidos, ni espontáneos. En aquel entonces se trataba de un evento de alegría mientras que hoy es exclusivamente una cuestión de prestigio, las mujeres van allí no para bailar sino para mostrar el traje. Además, tampoco me gusta el estilo de hoy. Nosotros éramos más naturales, mientras que en la actualidad las mujeres que van a bailar están maquilladas de manera repudiable, combinando colores muy provocativos.
Plesy_Soňa Kovačevičová
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