Han viajado miles de kilómetros para averiguar si su pariente estaba bien. La señora Božena Terezčáková, que tiene 91 años, se ha encontrado por primera vez con la familia de su hermano Milan Klieštinec,que emigró a América Latina después de la segunda guerra mundial. El consulado de Eslovaquia en Brasil ha servido de mediador en este reencuentro.
Un largo viaje desde Brasil hasta la ciudad eslovaca de Dolný Smokovec emprendió la cuñada de la señora Božena, Shirley Campi Klieštinec acompañada de su hija y dos nietos. Dicen que llevaban ya muchos años sin lograr telefonearle. La razón por la que no llegaron a encontrarla se la explicó Marcel Adam, bis sobrino de la señora Terezčáková.
Hace varios años mi tía tenía una línea fija de teléfono. Sin embargo, algunos años atrás la canceló y se compró un móvil; de esa manera los parientes brasileños perdieron su contacto telefónico.
Realmente, los familiares brasileños se quedaron un poco preocupados. Habla Andrea Klieštinec Almeida, sobrina brasileña de la señora Terezčáková.
Después de numerosas tentativas de telefonearle, que terminaron todos sin éxito, decidimos escribirle una carta. Sin embargo, también ella se quedó sin respuesta, así que decidimos dirigirnos al consulado eslovaco.
La misiva de Brasil encontró a su destinataria, que incluso preparó la respuesta a la carta. Sin embargo, la respuesta terminó sin ser enviada.
Ella tenía preparada una respuesta a la carta brasileña, faltaba solo terminarla y enviarla. Debido a que tenía muchos problemas de salud, nosotros nos centramos primero en ayudarla a resolver sus problemas de salud.
Si bien la señora Božena tiene ya 91 años, su memoria aún se encuentra en buenas condiciones. Recuerda bien a su hermano, Milan Klieštinec, que emigró, tras haberse terminado la segunda guerra mundial a la edad de 19 años. Abandonó Eslovaquia y su familia para terminar en un campo de refugiados en Austria.
Fueron 4 muchachos que tentaron emigrar atravesando el Danubio. De los 4 logró huir solamente mi hermano.
Milan Klieštinec, oriundo de Hlohovec, llegó a Brasil teniendo en su bolsillo solo 5 dólares y el certificado de formación profesional en ingeniería mecánica. Este hecho nos lo relató su esposa Shirley Campi Klieštinec.
Mi esposo era muy hábil, muy inteligente y muy diligente. Construyó una empresa fuerte y exitosa, que operaba en el ámbito de la maquinaria mecánica. También fue galardonado como mejor empresario con el mayor sentimiento social. Por ejemplo, para sus empleados fundó un parvulario.
Milan Klieštinec nunca se olvidó de su patria natal. Ayudó a muchos eslovacos. A sus hijos les dejó una gran empresa, que lleva el nombre de Zobor.
Sí, Zobor, el nombre lo eligió según el monte que se yergue sobre la ciudad de Nitra. De esta manera trasladó una parte de Eslovaquia a Brasil.
Se estima que en Brasil viven cerca de 7 mil eslovacos, que han creado una fuerte comunidad. Para conmemorar su patria incluso nombraron una plaza con el nombre de nuestra capital – Bratislava. También continúan conservando un vínculo fuerte con sus familiares en Eslovaquia. Uno de los ejemplos es justamente la familia de Milan Klieštinec, que tampoco después de su fallecimiento se olvidó de tener familia en Eslovaquia.
Milan Klieštinec_familia de Brasil
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