Patrimonio cultural inmaterial de Eslovaquia Occidental

Patrimonio cultural inmaterial de Eslovaquia Occidental

El Museo de Eslovaquia Occidental de Trnava presenta a través de una exposición los elementos del patrimonio cultural inmaterial inscritos en la Lista Representativa de la UNESCO y también algunos que, de momento han sido reconocidos o declarados como elementos del patrimonio cultural inmaterial nacional y con mucha probabilidad próximamente se propondrá su inscripción en el listado de la UNESCO. Hoy les presentaremos dos de ellos, que provienen de la región de Eslovaquia Occidental, entrevistando a Miroslav Hanák, director del Centro de Cultura Popular Tradicional, que coordina la exposición itinerante.

A Trnava hemos traído la presentación del patrimonio cultural inmaterial de Eslovaquia y el listado de las mejores modalidades de cómo protegerlas.

¿Nos podría resumir brevemente los elementos del patrimonio mundial inmaterial eslovacos inscritos en el Listado de la UNESCO hasta hoy en día?

La inscripción más antigua data del año 2005 – es el instrumento musical de viento Fujara. En 2013 fue inscrita la Música de Terchová, luego la música de Gaitas, el teatro de títeres que fue una nominación común de Eslovaquia y República Checa, luego el canto polifónico de Horehronie, el tejido teñido con añil… este último fue inscrito en 2018 como una inscripción común de más países europeos. En 2019 fue inscrito el oficio de latonería o alambrería, muy típico de Eslovaquia. En 2021 fue inscrita la Cetrería como patrimonio vivo de la humanidad. En este caso se trató del añadido de la República Eslovaca a una inscripción ya existente. La última inscripción que data de diciembre de 2022 es la tradicional cría de los caballos de raza lipizzana.

En septiembre de 2023 fue añadida a este listado la alfarería de Pukanec y el dialecto de la ciudad de Skalica que lleva el nombre de “skaličtina”. La iniciadora de esta inscripción se llama Želmíra Macháčková.

El escritor Pavol Dinka se dirigió a mí diciéndome que sería una cosa justa. Enseguida me puse a recoger toda la documentación necesaria y también nos ayudó mucho la petición de recogida de firmas. En tres días logramos recoger más de mil firmas. La curiosidad más interesante en el dialecto de “skaličtina” es que en este se ha conservado la mayor cantidad de elementos de la época de Gran Moravia. Puesto que no existen o no se han conservado documentos escritos en este dialecto, este tiene que entregarse exclusivamente oralmente, a través de canciones, cuentos, y gracias al folclore. El profesor Ďurovič en su libro describió este dialecto en el marco de la evolución del idioma eslovaco advirtiendo que con la total perdida o desaparición del “skaličtina” se perdería una gran parte del patrimonio cultural de la nación. Cada habitante nacido aquí en Skalica es un patriota orgulloso de su ciudad, puesto que aparte de la inscripción en la UNESCO del dulce Skalický trdelník y del vino Skalický rubín tenemos también el patrimonio nacional inmaterial, que es el de nuestro idioma.

La exposición itinerante ya se ha presentado en varias ciudades del país y también del mundo. Continúa Miroslav Hanák, director del Centro de Cultura Popular Tradicional.

Nuestra exposición se ha ido formando ya desde hace varios años. La hemos presentado ya en varios lugares y en varias ocasiones. Por ejemplo, en el marco del festival de la cultura tradicional Esencia se presentó en la ciudad de Košice o, en el marco de la gira del conjunto folclórico SĽUK viajó a Riga, París y Liubliana.

De los nuevísimos elementos que de momento llevan solo el atributo de patrimonio de cultura nacional mencionamos ya la alfarería de Pukanec y el dialecto de “skaličtina”. ¿Qué más presentan ustedes?

Otro elemento del patrimonio inmaterial cultural de Eslovaquia occidental son las danzas con lanzamientos, típicas de las regiones de Myjava y Trenčín. De las colinas de Myjava provienen también los tradicionales encajes de bolillos de tul.

De la conservación minuciosa de los encajes de bolillos de tul se ocupa desde hace varios años la folclorista, Daniela Piscová junto a su familia. Dice que entre los encajes de bolillos existen grandes diferencias.

Los encajes de bolillos se hacen en todo el mundo. Sin embargo, mientras que por todos los lados se hacen sobre todo de color blanco, en Eslovaquia, más precisamente en la zona occidental del país, los encajes son muy colorados y el diseño es muy denso. Además, se producen exclusivamente de cinco bolillos. Estas características las tienen los encajes de bolillos tradicionales típicos de la cuenca de la orilla derecha del río Váh. Más o menos se trata de 11 pueblos: Trebatice, Stráže, Krakovany, Ostrov, Malé Orvište, Bašovce, Pobedím, Očkov, Korytné, Podolie y Častkovce. Estos pueblitos tienen en común, además del estilo y color de los encajes de bolillos de tul también el traje nacional - regional.

El encaje de bolillos de tul de las colinas de Myjavská pahorkatina es uno de los tipos de encaje únicos que aún hoy se desarrollan en Eslovaquia. El origen del encaje de la región de Myjava se remonta a la década de 1880. El pueblo de Krajné se convirtió en el centro de la fabricación de encaje de bolillos, donde las mujeres inmigrantes procedentes de Vamberk, en la República Checa, empezaron a aprender la técnica del encaje originalmente belga. La tradición se extendió gradualmente a otras partes de las colinas y se convirtió en una parte importante de la cultura artística y de la indumentaria de las colinas de Myjava. Durante su desarrollo a lo largo del tiempo, el encaje ha experimentado diversos cambios, ha alcanzado un alto nivel estético y su creación se asocia actualmente a grandes exigencias técnicas y de tiempo.

Algunas fuentes dicen que a Krajné llegó una señora de Chequia y enseñaba a las mujeres a hacer los encajes de bolillos. Ella hacía encajes muy muy finos con el diseño de los llamados "trenecitos". Hasta aquel entonces las mujeres de aquí hacían los encajes de bolillos típicos de Nové Mesto nad Váhom. Aprendiendo paulatinamente a hacer los encajes de bolillos de trenecitos que originalmente fueron todos blancos, las mujeres de aquí empezaron a experimentar empleando los colores. Puesto que los bordados locales también fueron muy colorados, adaptaron los encajes de bolillos a la coloración tradicional.

Sin los esfuerzos de personas como Daniela Piscová o Želmíra Macháčková se perderían muchos tesoros de la herencia inmaterial que nos dejaron nuestros antepasados.

El reconocimiento de parte de las autoridades nacionales y la declaración de los tradicionales encajes de bolillos de tul como patrimonio cultural inmaterial nacional es para mí una gran satisfacción. De otra manera, estos encajes hubiesen desaparecido porque justamente en aquel periodo, cuando empezamos a hablar de ellos, permanecía viva la última señora que los sabía hacer. Esta se llama Olinka Vallová. Gracias a ella y su abuela logramos salvar estos encajes de bolillos especiales, típicos de nuestra región. Ya tenemos su muestra en nuestro archivo y en la exposición permanente de nuestro museo.

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Galéria

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Ladislava Hudzovičová

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