A partir del próximo sábado, 30 de mayo, los balseros de Strečno comenzarán a transportar a personas a lo largo de un tramo de 7 km del río Váh que transcurre bajo los dos castillos de Strečno. Según Pavel Albrecht, de una asociación de balsas y rafting, los viajes realizados por los balseros comienzan con un retraso de dos meses en comparación con la fecha de apertura habitual. Ello fue causado por las restricciones producidas por la pandemia de coronavirus.
Esta tradición del descenso en balsa, vinculada a la historia del tramo más hermoso y peligroso del río Váh, en la región de Strečno, se renovó en 1999 tras siete décadas sin contar con ella. "En las últimas dos décadas, hemos transportado en nuestras balsas a unas 100.000 personas de todo el mundo", explicaba Albrecht.
Los inicios de la utilización de balsas en el río se remontan al siglo XI. Su mayor expansión tuvo lugar a principios del XX, aunque con el inicio del transporte ferroviario en los años 1915-35 prácticamente cayeron en el olvido. La cuna de balsa en el río Váh fue la región de Liptov, ya que los ríos navegables en Eslovaquia eran el Váh, Hron, Kysuca y Orava. La longitud de la balsa alcanzaba los 40 metros y la más grande de ellas podía transportar hasta 180 metros cúbicos de carga.
La travesía empieza en el puerto de Bariérová, donde se construyeron barreras artificiales para balsas durante la Segunda Guerra Mundial y tiene una duración de unos 50 minutos. "Desde allí pasan a través de tramos existentes bajo las rocas Margita y Besná, para continuar su descenso pasando por debajo del Castillo Viejo y el Castillo Nuevo de Strečno. Después de la travesía la gente puede visitar otras atracciones de la región de Strečno, como, por ejemplo, el Castillo de Strečno, declarado monumento histórico nacional, el monumento a los partisanos franceses y, como novedad reciente, un flamante mirador", agregaba Albrecht para finalizar.
