Muchas de las medidas restrictivas culminarán con la derogación del estado de alerta

En conformidad con la Ley Constitucional sobre Seguridad del Estado en tiempo de guerra, estado de guerra, estado de emergencia y estado de excepción, el gobierno eslovaco declaró el 15 de marzo de 2020 el estado de emergencia. Este entró en vigor desde las 6 horas de la mañana del día siguiente y empezó a aplicarse en los hospitales estatales, más tarde se extendió a toda la infraestructura de la Sanidad, incluidas las ambulancias, dispensarios y clínicas privadas. Ese mismo día entraron en vigor otras medidas de protección que limitaron el funcionamiento de las tiendas, supermercados, farmacias, escuelas, parvularios u otras instituciones que prestan servicios para la ciudadanía. A partir de hoy miércoles una gran parte de estas medidas no vale más o vale de manera muy limitada. Por ejemplo, el uso de las mascarillas es obligatorio solo en los ambientes cerrados con presencia de personas ajenas cuyo distanciamiento es menor de 2 metros. Sin embargo, puesto que la duración máxima del estado de emergencia es de 90 días, este debería finalizar el día 15 de junio. La oposición encabezada por el ex premier Peter Pellegrini invitaba al gobierno para que lo terminara ya durante la semana anterior, argumentando que como que el motivo del estado de emergencia dejó de existir, ahora es más una limitación inútil de los derechos de los ciudadanos. El jefe del gobierno, Igor Matovič, respondió que las medidas que están en vigor ahora son casi imperceptibles de parte del ciudadano. El estado de emergencia, según Matovič, vale más para los hospitales que gracias a él continúan obteniendo el suministro de los medios de protección de parte del Estado. La Asociación de los Policlínicos y Centros de Sanidad también ha abogado por el regreso a la vida normal. El presidente de dicha asociación, Štefan Zelník, informó que la prolongación del estado de emergencia podría amenazar, por ejemplo, a los pacientes con enfermedades oncológicas. A decir de Zelník, desde el 16 de marzo han aparecido cerca de 7 mil nuevos pacientes oncológicos cuyas terapias están del todo suspendidas. "En los casos de las enfermedades malignas la diagnostica rápida juega el papel más importante. Y ahora, por el miedo del coronavirus, mucha gente se niega a someterse a exámenes médicos, descuidando así su estado de salud", explicó Zelník.