Los problemas asociados con la importación de grano ucraniano barato podrían ser resueltos estableciendo algunos controles en la zona franca. Esta fue la conclusión a la que llegaron el presidente del Parlamento eslovaco Boris Kollár y el presidente del Senado de la República de Polonia, Tomasz Grodzki, durante la reunión que sostuvieron el pasado domingo en los Altos Tatras.
Según Kollár, el problema no solo afecta a los agricultores eslovacos, sino también a los agricultores polacos, húngaros y búlgaros. "A menos que resolvamos esta situación juntos, podría surgir un gran problema después de la actual cosecha. Por eso, tenemos que ejercer presión de manera conjunta sobre la Comisión Europea, a fin de que destine recursos del fondo de crisis para realizar inspecciones en la zona franca. De modo que el grano ucraniano pueda pasar a través de nuestro país, pero que no se quede aquí”, agregó.
El jefe del órgano legislativo eslovaco también reveló que algunos comerciantes en Eslovaquia y Polonia están comprando el cereal ucraniano barato que va a destinado a países africanos. "Ocuparán con cereal ucraniano nuestros graneros y depósitos, lo cual provocará que nuestros productores no tengan dónde almacenar su grano. Como resultado, no podrán venderlo. Nuestro grano es mucho más caro que el ucraniano. La mano de obra en Ucrania es más barata, al igual que el combustible, por eso el gasto de producción es más barato que en Eslovaquia", señaló.
Kollar teme que la situación pueda tener un impacto negativo en la opinión pública eslovaca en torno a la ayuda a Ucrania. "Necesitamos que la opinión pública esté del lado de Ucrania, no de Rusia. Si nuestros agricultores caen en quiebra, la ira de nuestra gente creará una excusa para que los partidos políticos prorrusos se aprovechen de esto para arremeter contra la Unión Europea, Bruselas y nosotros”, concluyó.
