Eslovaquia invierte más en la construcción de carreteras que en el desarrollo de ferrocarriles

Durante los últimos 30 años, Eslovaquia ha invertido el doble en el desarrollo de carreteras de lo que asignó a los ferrocarriles. Este es el resultado de un nuevo estudio realizado para la organización ecologista Greenpeace por el Instituto Wuppertal y el T3 Transportation Think Tank. Los ecologistas piden a los políticos que cambien las prioridades de financiación de las carreteras en favor de los ferrocarriles para garantizar la reducción de emisiones. "Entre 1995 y 2018, el período para el que se dispone de datos comparables en toda la UE, Eslovaquia invirtió 10.000 millones de euros en el desarrollo de carreteras y 4.400 millones de euros en ferrocarriles. Esto representa el doble de inversión en infraestructura vial que en infraestructura ferroviaria", dijo la portavoz de Greenpeace Eslovaquia Miroslava Ábelová. Desde 1995 la red eslovaca de autopistas se ha extendido de 198 a 521 kilómetros, lo que supone un aumento del 163%. Por otro lado, el estudio demuestra que se han cerrado dos líneas ferroviarias de 37 kilómetros. Eslovaquia también ha cerrado 222 estaciones de ferrocarril, la mayoría de ellas en líneas que siguen en funcionamiento. "Esta pérdida de estaciones de ferrocarril es la segunda más alta per cápita de todos los países analizados", dijo Ábelová. Añadió que el transporte sigue siendo el único sector de la Unión Europea que no ha contribuido a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Según Ábelová, las emisiones del transporte aumentaron un 15 por ciento en Europa entre 1995 y 2019, principalmente debido a los vehículos que funcionan con petróleo. "En Eslovaquia la proporción del transporte en las emisiones totales se ha triplicado desde 1990" concluyó. Los datos demuestran que una red ferroviaria densa y bien desarrollada es clave para que el transporte público sea más accesible y atractivo para la gente, lo que se refleja en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. Greenpeace pide a los políticos que mantengan una mejor infraestructura ferroviaria. Deberían destinarse más fondos a la creación de "billetes climáticos" asequibles para los trenes y el transporte público en toda Europa.