En el pueblo de Muránska Dlhá Lúka, situado en la región de Gemer, vive señor Jozef Kubaška que llegó a ser famoso por haber tenido una idea muy original. Decidió destilar las flores de acacia blanca. Y el resultado fue tan bueno, tan excepcional, que ganó dos premios en una competición internacional. Nosotros ahora le cedemos la palabra para que él mismo nos hable de su éxito.
La medalla de plata y la Orden de los hidalgos de aguardientes las recibimos en la exposición internacional de Komárno, en la que participaron 270 competidores procedentes de Serbia, Rumania, Hungría, Chequia y Eslovaquia. Nosotros representamos a la región de Banská Bystrica, con una rareza excepcional que es nuestro aguardiente destilado de flores de acacia blanca. Esta bebida alcohólica se llama Agátovica y la muestra que compitió en esta exposición fue destilada en la destilería de Gemerská Hôrka. Podemos constatar con orgullo que, como nos informaron los propietarios, hasta el momento nadie se ha presentado en esta destilería para destilar flores de acacia.
¿Con qué reacciones se encontraron ustedes presentando su exquisitez en la competición?
La presidenta del jurado en la exposición calificó nuestra Agátovica como una bebida de sabor único, de olor único y casi no quiso creerlo que alguien hubiese tenido la idea de destilar flores de acacia blanca, sacando de la naturaleza elementos tan raros. Hasta ese momento nadie había participado en la exposición con un aguardiente de este tipo. Nosotros le explicamos que para nuestro producto hemos elegido la mejor de las flores, precisamente como hacen las abejas.
Supongo que no tendré mucho éxito pidiéndole la receta de Agátovica...
La receta obviamente se quedará en secreto y lo más pronto posible tenemos que patentarla en la Oficina de Patentes de Banská Bystrica.
¿Cómo y dónde podemos comprar la Agátovica? ¿Se encontrará en las tiendas comunes?
Sí, teóricamente podría encontrarse en la red comercial, dado que la destilería de Gemerská Hôrka tiene autorización para distribuirla en el mercado minorista.
¿Usted, aparte de destilar los aguardientes raros se dedica también al canto, formando parte de un coro local, verdad?
Distribuir la alegría entre la gente es lo más lindo que podemos hacer, que podemos regalar. Yo me apoyo en el dicho que dice que si no podemos hacer bien al prójimo, por lo menos no le hagamos el mal. A mí, por ejemplo, me gusta cantar y recitar la poesía. Así pues, en mi pueblo, Muránska Dlhá Lúka, me empeño en dedicar mi tiempo libre a estas actividades.
Entonces, ¿tiene personas con las que puede compartir y degustar su Agátovica?
Por supuesto! Antes de participar en la exposición de Komárno usaba a mis amigos, miembros del grupo de canto de mi pueblo, como conejillos de india. Creo que mi Agátovica les ayudaba mucho a cantar y estar bien.
Agátovica
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