La viti y vinicultura tiene en Eslovaquia una arraigada tradición desde que las legiones del imperio romano trajeron la vid a este territorio. Su cultivo aquí está dividido en 6 zonas vinícolas - la de los Pequeños Cárpatos, la de Nitra, la de Eslovaquia central, la del sur de Eslovaquia, la del este y la pequeñita pero muy conocida de Tokaj. Puesto que justamente en este período está culminando la vendimia, decidimos visitar algunos viñedos para saber cómo valoran la producción de este año. Primeramente entrevistamos al viticultor profesional, enólogo, Ľubomír Rybárik que tiene su viñedo en la zona sureña de Eslovaquia central.
Los vinicultores eslovacos deberían tener este año una vendimia muy buena, tanto desde el punto de vista cuantitativo como cualitativo. La uva se encuentra en óptimas condiciones y prácticamente durante todo el proceso de maduración no exigió ningún cuidado especial. Obviamente, nos referimos a los resultados que deberían obtener los viticultores que dedicaron a su viña la atención necesaria durante todo el año. Repito, la producción de uva es abundante, las vides no han visto afectadas por las heladas, ni en invierno ni en primavera. Es una producción excelente.
¿Cuál es el período del año más crítico para el cultivo de la vid?
Para cada vinicultor existen periodos críticos prácticamente durante todo el año. En invierno teme de las heladas invernales, en primavera también teme de las heladas y luego, pasado este peligro, aparecen las plagas y las enfermedades. Sin embargo, la mayor de todas las amenazas son las heladas de primavera, porque contra las enfermedades existen remedios, pero contra los golpes de la naturaleza no podemos hacer nada.
Ustedes han vendimiado hoy la variedad Riesling. ¿Cuáles variedades ya están recogidas, eventualmente ya están prensadas y cuáles son las que aún quedan para ser vendimiadas?
Los viticultores ya tienen en casa las llamadas variedades tempranas como son Müller Thurgau, Irsay Oliver, Veltliner. Luego suelen seguir los Sauvignon y Chardonnay. Resumiendo podría decir que a la fecha de hoy la mayoría de las uvas deberían ser recogida. Sin embargo, si alguien quiere obtener una calidad superior, no debe tener prisa en la recogida. Sabemos que entre la segunda quincena de septiembre y la primera de octubre suele llegar el veranillo de San Miguel y las uvas aún siguen madurando. Yo, por ejemplo, empecé la recogida la semana pasada. En mi opinión si las bayas no tienen un contenido de azúcar del 21 o 22%, no deberían recogerse. Obviamente no me refiero a las variedades tempranas que he mencionado anteriormente. En esas variedades no tiene sentido esperar mucho, porque pueden perder los ácidos. Pero en variedades destinadas a la maduración vale la pena esperar hasta que el contenido de azúcar sea el justo.
La naturaleza ha sido favorable este año. Sin embargo, la alquimia se realiza en las bodegas. ¿Qué es lo que un vinicultor puede estropear?
Todo. De una uva mala no se puede producir un vino bueno. Pero sí se puede producir un vino malo de una uva buena. El vinicultor tiene que tener cuidado con muchas cosas y con los procedimientos de elaboración, desde el cultivo, la maduración y la vendimia hasta la producción del vino como tal. Hay que ponderar bien las dosis del sulfuro, de las levaduras, hay que planificar bien el momento de cada procedimiento e intervención y hay que controlar el sabor del vino durante todo el proceso. Los vinos jóvenes merecen una atención especial. El trabajo del vinicultor continúa durante todo el invierno.
¿La primera copa de muestra del año 2018, cuando la podemos beber?
En este período ya podrían ser capaces de entrar en el campo, como decimos nosotros, las variedades tempranas, Müller Thurgau e Irsay Oliver. A finales de septiembre o en octubre estos vinos ya suelen estar filtrados y limpios y ya podrían aparecer en el mercado. Según la tradición local, los vinos de la última vendimia suelen presentarse y degustarse por primera vez en noviembre, en la fiesta de San Martín. En ese período ya se pueden catar, tanto los blancos como los tintos. En la actualidad estamos en el período del típico vino joven que aún no debería ser embotellado.
Dando el paseo por los viñedos nos trasladaremos de la zona central de Eslovaquia hacia el occidente, precisamente a la ciudad de Modra que se sitúa en la ruta del vino de los Pequeños Cárpatos. Allí hemos encontrado a hombres y mujeres voluntarios que trabajaban en las viñas que pertenecen a la iglesia protestante. Habla Mária Ružeková de Modra Kráľová.
Estamos vendimiando variedades tintas de la iglesia y como usted puede ver, tanto hombres como mujeres han venido a ayudarnos. Todos aquellos que disponen de algún tiempo libre. Podemos constatar que la producción de este año es muy muy buena y abundante.
El viticultor Milan Galáš también vino a ayudar en el viñedo eclesiástico.
La variedad tinta que estamos vendimiando se llama Dornfelder. Es una de las especialidades de este viñedo. Recuerdo muy bien cuando plantamos los vides hace algunos años, lo hicimos todo a mano. Como que son vides nuevas las tratamos con mucho cuidado. Y puedo decir que este año el resultado es excelente. El contenido de azúcar es ideal. La calidad de las bayas es muy buena y la cantidad, en comparación con años anteriores, supera los estándares.
¿Cuánta gente viene a trabajar a este viñedo?
Creo que todos los protestantes de nuestro pueblo… es decir, todos los miembros de la Confesión de Augsburgo de Modra Kráľová.
¿Conservan ustedes algunas tradiciones de vendimia? ¿Por ejemplo, el llamado oldomáš?
Claro, directamente aquí en el viñedo, al terminar la recogida preparamos un refresco, en agradecimiento a todos. El llamado oldomáš. Todos nos lo merecemos, ¿o no? Naturalmente, usted también está invitado.
Entre los vendimiadores descubrimos a un señor que tenía una cadencia de idioma un poco diferente de la local. ¿Usted de donde ha venido?
Yo soy de Martin. En mi región no hay viñedos. Lo que se recoge allí en este período son las setas. La gente de fuera suele venir a mi pueblo para recoger setas y en verano arándanos. Es justo así. Cada región tiene lo suyo y así tenemos razones para poder intercambiar algo. Yo vengo aquí desde hace varios años y me gusta muchísimo esta forma de trabajo colectivo. Sin embargo, tengo que reconocer que es un trabajo duro. Nos cansamos bastante. Pero ver una producción tan abundante y beber un buen vino o un burčiak es la mejor satisfacción.
El vino de este año será excelente
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