¿Cómo son los cementerios en su país? Los nuestros se parecen mucho a los parques. Los árboles otoñales y la luz de las velitas les dan una atmosfera de verdad nostálgica y contemplativa. En Bratislava hay 21 cementerios. La historia multiétnica de nuestra capital se refleja en la cantidad elevada de lápidas escritas en varios idiomas - húngaro, alemán, checo, eslovaco y hebreo. Los más viejos y, por tanto, llenos de los sepulcros de personalidades importantes son los cementerios Pri Kozej bráne de 1783 y el Ondrejský de 1784. El más grande, donde hay enterradas numerosas personalidades de actualidad es el cementerio Slávičie údolie. Las tumbas de los judíos están en el cementerio judío en la calle Žižkova y en el sepulcro de Chatam Sofer.
Hoy, acompañados por la guía Viera Jančušková, visitaremos el cementerio histórico Ondrejský, donde yacen, por ejemplo, el actor y cómico Július Satinský, fallecido en 2002, o Schöne Náci, personaje muy típico de Bratislava que llegó a ser un mito del casco histórico de Pressburg. Gracias a su carácter humilde y respetuoso y, sobre todo, a su famoso saludo en 3 idiomas Ruky bozkávam – en eslovaco, Küss die Hand en alemán y Kezét csókolom en húngaro, toda la gente lo conocía. Este hombre falleció en 1967. Luego encontrarán aquí las tumbas del arquitecto Ignác Feigler, del médico György Kovács, que fundó la primera clínica infantil en Bratislava, o del político Vavro Šrobár, primer ministro encargado de la administración del territorio eslovaco en la primera república Checoslovaca.
Empezaremos nuestro recorrido acercándonos a la calle del 29 de agosto y visitaremos las tumbas de varias personalidades que de alguna manera influyeron en el desarrollo de la ciudad.
A pocos pasos de la entrada principal nos hemos detenido en la tumba de la familia de Ján Manderla.
Todos los bratislavenses y probablemente también muchos visitantes de la ciudad conocen la famosa familia de los Manderla. Esta familia fue propietaria del edificio más alto del casco histórico de Bratislava, de 45m de altura. Durante el período de entreguerras le llamaban rascacielos. La familia de los Manderla gestionaba una carnicería desde la década del 60 del siglo XIX y después de la segunda guerra mundial se mudó a Austria donde continuó realizando exitosamente esa actividad.
Seguidamente nos detuvimos en la tumba del arquitecto Anton Koyš. Esta tiene una lápida blanca, muy alta, rodeada por fragmentos de mármol.
La lápida de la tumba de Anton Koyš simboliza su profesión de arquitecto y constructor. Es una persona sentada que tiene en sus manos un lápiz y un compás, detrás de ella hay trazados de planos de construcción de una iglesia y en la lápida aparece la foto del arquitecto. El autor de la estatúa es el famoso escultor, Alojz Rigele.
En uno de los rincones del cementerio se halla una tumba particular. Su lápida está compuesta de un montón de piedras o lápidas pequeñas. Esta tumba pertenece a Fridrich Dohnány.
Sí, esta tumba es muy rara por dos razones, una la cantidad de lápidas que tiene y, la otra, por el posicionamiento horizontal de una lápida que tiene un nombre indescifrable. Fridrich Dohnány fue profesor, que impartió clases en el liceo católico en la calle Klariská, e inventó una especie de aparato de rayos que se usaba para curar a los enfermos en el hospital militar durante la Primera Guerra Mundial. Era el primer y único aparato de rayos que existía en aquel entonces.
Si usted, entrando en el cementerio de Ondrejský tuviese única vela, ¿en cuál tumba la encendería?
No, no sabría seleccionar una única tumba. Yo la encendería en el centro, para que iluminara a todas.
En el cementerio Ondrejský se halla también una tumba misteriosa. En su lápida está grabada la imagen de un barco en medio de un mar tormentoso y a su lado aparece el nombre de Karl Jetting. La vida de este hombre nos hace recordar la novela de Robinson Crusoe. Karl Jetting, según como lo describen las guías, nació en Bratislava el 3 de septiembre del 1730, es decir, 11 años después desde cuando fue publicada la novela Robinson Crusoe. El jovencito Karl era muy diligente, estudiaba varios idiomas y gracias a ello conoció a un empleado bancario ingles que se lo llevó a trabajar a Londres. Entre sus experiencias laborales destacan el servicio al rey inglés. Posteriormente, viajó mucho por el mundo y durante algunos años vivió en África, concretamente en Senegal. También vivió en una isla desierta como Robinson Crusoe, incluso llegó a ser esclavo. Falleció en su ciudad natal en 1790.
Ondrejský cintorín_personalidades
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