En algunos de mis programas anteriores les invité a descubrir el encanto de algunas calles históricas de nuestra capital. Hoy visitaremos una situada en la Ciudad Vieja, pero fuera del casco histórico. El nombre de la calle es Dunajská y la guía turística que se la presentará a nosotros se llama Zuzana Huďová.
La calle Dunajská forma parte de las calles más antiguas y de las más conocidas de Bratislava. En este momento nos encontramos en la esquina de las calles Dunajská y Klemensova. En el pasado la calle Klemensova se llamaba Kempelenova, según Johann Wolfgang von Kempelen oriundo de esta calle. Para los oyentes podemos precisar que este personaje nació en la casa amarilla que se encuentra precisamente en la esquina con la calle Dunajská y lleva el número 20. Es una pena que la casa no tiene ninguna placa conmemorativa. El personaje de Kempelen seguramente lo merecería.
Johann Wolfgang Ritter von Kempelen fue consejero de la corte de Viena y excelente ajedrecista, que acostumbraba a jugar con la emperatriz de Austria María Teresa. Nació en el seno de una familia noble católica húngara y se hizo famoso al construir El Turco, una máquina autómatica para jugar ajedrez. También creó una máquina parlante, Mecanismo de la palabra humana, que representó un paso avanzado en la fonética experimental. Kempelen murió en Viena. En su honor se instituyó el premio Wolfgang von Kempelen de Ciencias.
Johann Wolfgang von Kempelen era un físico genial, historiador, experto en hidrología y traductor de 8 idiomas. Nació el 23 de enero de 1734, algunas fuentes históricas dicen que nació en esta casa, otras que nació en la calle Ventúrska... en todo caso, en esta casa pasó gran parte de su vida, casi podemos decir, toda su vida. Este genio construyó numerosas cosas en Bratislava. Por ejemplo, para el castillo de Bratislava diseñó una bomba acuática, construyó un puente de pontón sobre el Danubio, luego diseñó una fuente artificial para el castillo de Schönbrunn en Viena y construyó un sistema de irrigación para la Isla de Centeno, etc.
La emperatriz María Teresa lo nombró director de todas las minas de sal situadas en el territorio del Imperio Austro Húngaro. Pero, paradójicamente, en la historia lo hicieron famoso inventos menores, como fueron la máquina de escribir para ciegos, o la máquina parlante, que mencionó en su obra el mismísimo Goethe, comparando el nivel de la máquina con el léxico de un niño.
Sí, usted piensa en la famosa máquina de ajedrez que batía a todos. Se trató de un figurín de un turco que estaba sentado a la mesa y por delante tenía (un tablero de) ajedrez. La mano del turco se movía y desplazaba las piezas móviles. Se dice que contra esta máquina jugaron también el rey de Prusia Federico II el Grande, Napoleón o la zarina Catalina II de Rusia.
Se dice que después de varias décadas de que hubiera fallecido y de que el Turco hubiera pasado a las manos de cuatro personas al menos y que hubiera sido exhibido por todo el mundo, se descubrió que en realidad no era más que un autómata operado por una persona desde dentro de un mueble de madera. Durante su funcionamiento se alternaban dentro por lo menos 15 genios ajedrecistas. Pero pasamos ahora a otro personaje importante de la calle Dunajská.
En la calle Dunajská vivió también Július Satinský, uno de los actores cómicos eslovacos más famosos. Como actor cómico llegó a ser famoso formando pareja con Milan Lasica. Su presencia en esta calle la recuerda una estatua de plata. Muchas de sus experiencias vividas en esta calle los eslovacos las conocen del libro Los muchachos de la calle Dunajská escrito por el propio Satinsky. Él declaró que este libro se lo dedicaba a Bratislava y a su calle amada. Aparte de ser famoso actor cómico, Satinský fue también dramaturgo, escritor y autor de muchos cuentos para los niños. Entre los más conocidos destacan los Cuentos de tío Salchicha. El nombre del libro revela uno de sus pasatiempos predilectos que fue la gastronomía. Le gustó comer...
En la estatua podemos notar una placa conmemorativa que cita: "En nuestra calle tenemos la libertad". Július Satinský (1941 - 2002)
La frase está escrita también en alemán y en el húngaro, así confirma el sentido de la misma frase y recuerda los tiempos cuando en Bratislava o Presburgo o Pozsony se hablaba en los tres idiomas. Los viejos bratislavenses realmente hablaban estos tres idiomas.
Y al final nos vamos a parar en otro edificio importante de la calle Dunajská que es el Teatro Estatal de Títeres.
En la actualidad el Teatro Estatal de Títeres está en reconstrucción. Sus espectáculos están siendo presentados en el teatro de Malá scéna STU. Su historia empezó a escribirse en marzo de 1957 y desde esa fecha cada año presenta al público numerosos estrenos, llegando ya a 160. Los espectáculos de este teatro han sido presenciados por espectadores en 35 países del mundo. Con este pequeño teatro colaboraron también grandes directores de cine como fue Jozef Bendárik. Debo decir que desde su nacimiento el teatro de títeres de Bratislava representaba una fuente de bellísimas experiencias y fuertes emociones para todos los niños bratislavenses.
El Teatro Estatal de Títeres se halla en el edificio que lleva el número 36 y lleva también algunas placas conmemorativas.
Por ejemplo, entre los años 1926 y 1929 tuvo sede aquí la Unión de educación física de los trabajadores checoslovacos. Aparte de la historia podemos ver un cartel actual que anuncia el estreno de un espectáculo infantil que se llama "aún no queremos ir a dormir".
Y como concluye la guía Zuzana Huďová a la calle Dunajská, a pesar de todo, se le dedica una atención insuficiente de parte de la ciudad.
Hay otras placas conmemorativas que revelan la presencia de varias asociaciones y clubes socialistas en este palacio, sin embargo, en esta calle no hay ninguna placa que hable sobre la historia de este lugar, sobre sus casas y monumentos. Hay solo información sobre la presencia de centros gastronómicos y de las agencias de viaje. Lamentablemente, en la actualidad el interés general por la cultura y la historia es bastante escaso.
Calle Dunajská
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