Visitamos el palacio de Betliar

Visitamos el palacio de Betliar

Una de las atracciones turísticas que, a pesar de la pandemia del coronavirus, logró batir récord de visitantes es el palacio de Betliar, situado en la parte sureste de las colinas de Slovenské rudohorie, concretamente en el valle del río Slaná, a 7 km al norte de la ciudad de Rožňava y a 75 km de la ciudad de Košice. Durante el primer semestre de este año el palacio fue visitado por 19 mil visitantes. Nos lo reveló la directora del Museo de Betliar, Tímea Mátéová.

No recordamos haber recibido en la exposición del palacio de Betliar en los últimos años un número tan alto de visitantes como lo hemos tenido durante este verano. Este fenómeno se ha producido muy probablemente gracias a las personas que respondieron positivamente al llamado de las autoridades eslovacas a pasar las vacaciones en el país. Al mismo tiempo, debo expresar mi descontento con el hecho de que como consecuencia de las regulaciones que se aprobaron, sobre todo en lo concerniente al aforo en los establecimientos públicos, no pudimos complacer a todos nuestros visitantes. Podíamos permitir el acceso de 25 personas a la vez, lo que equivale a 675 visitantes al día. Sin embargo, disponemos de información de que hubo días en los que tuvimos hasta 1200 personas interesadas en visitar el palacio.

El palacio de Betliar es uno de los tres palacios que quedaron después de la Segunda Guerra Mundial en territorio eslovaco y es el único que se ha conservado hasta el día de hoy. Se trata de una residencia de caza situada en medio de un parque de estilo inglés en el que se pueden ver obras románticas, una cueva artificial y un salto de agua. Durante la Edad Media la ciudad de Betliar formaba parte del señorío de Brzotín que, en esa época, pertenecía a la dinastía de los Bebek. Probablemente fueron ellos los que ordenaron la construcción de un castillete con foso en el lugar donde hoy se encuentra el Palacio de Betliar. En 1568 los Bebek se vieron obligados a abandonar el territorio de la Alta Hungría por haberse aliado con los turcos durante la expansión del Imperio otomano, quienes en el 1556 habían derrotado al ejército de Fernando I de Habsburgo. Después, en 1568 el ejército imperial reconquistó el territorio del castillo lindante de Krásna Hôrka y Pedro I Andrassy fue nombrado capitán del castillo. Así pues, Betliar pasó a ser propiedad de la dinastía de los Andrássy, que se mantuvo en el poder durante, aproximadamente, los cuatro siglos posteriores. A finales del siglo XVII se produjo la división de los bienes, con lo que la dinastía se dividió en dos líneas: la parte más grande se quedó en el Palacio de Betliar y la otra se quedó en el Castillo de Krásna Hôrka.

La directora nos reveló que durante el cierre del palacio en los meses de marzo, abril y mayo se reconstruyeron tres de los 16 cuartos de baños condales, que representan una parte importante de la exposición del palacio. El Palacio de Betliar en la actualidad desempeña la función de museo y galería de arte. Durante la visita que dura unos 50 minutos, los visitantes pueden ver las 44 habitaciones del palacio: los dormitorios principales, los dormitorios de los sirvientes, los cuartos de baño, el "salón rojo" de recepción, el "cuarto de porcelana", el comedor, el cuarto de juego, el salón de té, el salón oriental y la biblioteca. El conjunto se completa con esculturas, retratos, actas nupciales y muebles originales de los siglos XVIII y XIX. En el año 1985 el palacio de Betliar fue declarado Monumento Cultural Nacional.

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Ladislava Hudzovičová Foto: TASR

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