Eslovaquia 20 años en la UE - República Checa

Eslovaquia 20 años en la UE - República Checa

La República Checa, nuestro vecino occidental es, igualmente que Eslovaquia, un país de Europa central. No tenemos mar, pero sí una hermosa naturaleza, una rica historia, una cultura interesante y ambos países pertenecemos a los países económicamente desarrollados del mundo. También nos unen lazos familiares. Rudolf Jindrák, embajador checo en Eslovaquia, tiene ascendencia eslovaca.

Mi madre era oriunda de Kežmarok, provenía de una familia de minoría alemana que se asentó allí hace 7 siglos y después de la segunda guerra mundial tuvieron que marcharse. Afortunadamente se han quedado en el territorio de la República Checa. Yo personalmente tengo una muy buena relación con la zona de Kežmarok y Spišská Nová Ves, en particular me gusta el parque nacional de Slovenský raj – Paraíso eslovaco. Lo considero uno de los rincones más lindos del país y con muchas ganas suelo volver dar paseos por allí. Creo que esta relación forma una buena base para poder trabajar en la diplomacia checo eslovaca. La emoción positiva es muy importante.

Eslovaquia y la República Checa están unidas no sólo por lazos familiares, sino sobre todo por una historia común. Durante varias décadas vivimos en un Estado común e incluso después de la creación de las dos repúblicas independientes, la armonía entre nosotros se ha mantenido en muchos ámbitos. Tras la división de Checoslovaquia, muchos eslovacos se quedaron a vivir en la República Checa. Si antes vivían en un Estado común, el 1 de enero de 1993 se convirtieron en una minoría nacional en nuestros vecinos occidentales. ¿Qué tuvieron que hacer para seguir viviendo en la República Checa? Viera Kučerová lo recuerda.

Tuvimos que decidirnos si tomar la ciudadanía eslovaca o checa. Además, eligiendo la checa automáticamente hubiéramos perdido la eslovaca. Fue una decisión muy difícil. Al final yo elegí la checa justamente por una serie de razones: practicidad, el trabajo, las contribuciones, los seguros, los impuestos, la maternidad, etc. Los que no vivieron esta situación difícilmente pueden imaginarse lo que vivimos en aquel momento.

Algunos eslovacos se desanimaron ante esta maquinaria burocrática y regresaron a Eslovaquia. Sin embargo, muchos partidarios del Estado común permanecieron en la República Checa. Entre ellos, Richard Trsťan, actor de televisión y teatro. Tras la división del Estado, también él optó finalmente por la ciudadanía checa.

Yo era muy muy contrario a la división de Checoslovaquia. Realmente lloré por ello. Creo que soy y permaneceré un eterno federalista. No creía que pudiera haber algo positivo en aquella división. Ahora, después de 30 años debo admitir que la división trajo beneficios, tanto para Chequia como para Eslovaquia.

Aunque eslovacos y checos llevamos 30 años viviendo en dos países separados, seguimos unidos por muchas actividades comunes. Por ejemplo, la pertenencia a la Organización del Tratado del Atlántico Norte, las Naciones Unidas y la Unión Europea. Hay una pequeña diferencia: mientras en Eslovaquia pagamos en euros desde hace varios años, nuestros vecinos occidentales lo hacen en coronas checas. Los checos, como los eslovacos, ingresaron en la Comunidad Europea hace 20 años. El embajador Rudol Jindrák también estuvo presente.

Yo formaba parte del equipo de negociación que preparaba la adhesión de la República Checa a la UE. Fue un periodo extremadamente difícil. Tuvimos que adaptar nuestro sistema legislativo con todas las normativas legales a las de la UE. Fue una gran escuela para nosotros. Luego, una de las novedades para nosotros fue la de poder atravesar las fronteras de la UE sin necesitar el pasaporte. Yo, por ejemplo, vi “el occidente” por primera vez en diciembre de 1989, cuando estuve en Viena, como todos. También se facilitaron varios tipos de aduanas en el comercio internacional. Los servicios en todos los sectores se empeñaron en mejorar, pareciéndose siempre más a los de occidente.

Eslovaquia y la República Checa también persiguen intereses comunes dentro de los Cuatro de Visegrado, que reúne a los países de la región centroeuropea. Otros miembros son Hungría y Polonia. A pesar de algunas diferencias en las opiniones de los gobiernos actuales en las cuestiones de la política exterior, las relaciones entre Chequia y Eslovaquia continúan superando los estándares.

La comunidad eslovaca de la vecina República Checa es la mayor del mundo después de la de Estados Unidos. La mayoría de los eslovacos se concentran en la capital del país, Praga, donde viven varias docenas de eslovacos excepcionales. El director de fotografía Martin Štrba, uno de los mejores directores de fotografía del cine checo y eslovaco, vive en Praga. Tiene 5 premios León Checo. ¿Le inspira esta ciudad?

Nunca me arrepentí de haberme mudado a Praga. Es que siempre estoy con un pie en Eslovaquia. A pesar de la división del país, en el campo de la cultura permanecieron muchos vínculos y relaciones. La mayor parte de los proyectos en los que estoy tomando parte son coproducciones checo-eslovacas. Sinceramente me alegran estos puentes culturales que, a decir verdad, últimamente creo que se están intensificando. Realmente, la cultura checa y eslovaca están tan fuertemente entrelazadas o interconectadas que trabajando en este sector no me siento para nada extranjero. ¡Es fantástico!

La comunidad eslovaca de nuestros vecinos occidentales es una de las mayores del mundo. Por el contrario, la comunidad checa en Eslovaquia es una de las más pequeñas. Según el embajador Rudolf Jindrák, tiene proyectos muy interesantes.

La comunidad de los checos residentes en Eslovaquia no es tan numerosa como pensaba. Según los resultados del censo más reciente en Eslovaquia viven algo más de 50 mil checos. Estos tienen oportunidad de reunirse en 12 asociaciones checas esparcidas por toda Eslovaquia. Las asociaciones organizan varias exposiciones, conciertos, etc. En el pueblo de Medzev, por ejemplo, la asociación está cuidando también un monumento a los 23 legionarios caídos después de la primera guerra mundial protegiendo las fronteras de la joven Checoslovaquia.

Eslovaquia y la República Checa están unidas no sólo por la cultura, sino también por el turismo. Según el embajador Rudolf Jindrák, nuestro país es uno de los principales destinos para los checos.

Yo personalmente leía libros eslovacos desde mi infancia y muchas veces sin darme cuenta de que era en eslovaco y hasta hoy en día continúo haciéndolo… pero sí que estoy notando que para las generaciones más jóvenes la diferencia entre nuestros idiomas no es tan pequeña. Una de las razones de este fenómeno, según mi opinión, se debe a la falta de la señal terrestre de la televisión eslovaca en la República Checa. Yo personalmente también viví algunas situaciones cuando los eslovacos tuvieron que esforzarse mucho para entenderme. Si bien podría hablar en eslovaco, porque lo hablo sin problemas, desempeñando el cargo de embajador checo decidí hablar siempre en checo. En 24 años de mi carrera de diplomático por primera vez tengo la posibilidad de hablar en mi idioma natal. Entonces, decidí disfrutar plenamente de esta oportunidad. Por otro lado, creo que en las conversaciones la afinidad de los idiomas y la facilidad de comunicar ayuda a la gente a abrirse más y a entrar en la profundidad del tema.

Entre sus platos favoritos están los ñoquis de bryndza – Bryndzové halušky. Como checo con raíces eslovacas, tampoco tiene problemas para utilizar palabras eslovacas. Cada checo debería visitar Eslovaquia y cada eslovaco debería viajar a la República Checa al menos una vez en la vida. No hay naciones en el mundo tan cercanas. Los checos no tienen mejores vecinos que los eslovacos y viceversa. Nos une una historia común, pero también muchas actividades comunes.

Tenemos la obligación de decir a nuestros hijos y nuestros familiares que los checos son nuestros amigos. Son nuestros aliados. Es gente que nos ayudará cuando nos encontremos en una situación de emergencia. Por ello creo que también tenemos el deber de visitarnos y conocernos mutuamente. Si viajamos a Karlovy Vary o a Banská Bystrica, no hay diferencias.

Dijo el embajador checo en Eslovaquia, Rudolf Jindrák.

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Ladislava Hudzovičová; Foto: TASR

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